Defensores de Dragones

Alexandra es una princesa. Pero no es feliz. Y lo que quiere es convertirse en Defensora de dragones. Esto no sería nada extraño en una adolescente en busca de nuevas experiencias (¿quién no ha querido vivir esa clase de aventuras cuando era joven?), si no fuera porque en su mundo los dragones están en extinción y son denostados y odiados por los humanos y perseguidos por las brujas. Su tiempo ha concluido.

Un hallazgo inesperado la pondrá en situación de cambiar su vida e iniciar esa aventura, en la que la autora, con maestría, nos enseña los valores del autoconocimiento, la aceptación de la propia identidad, el valor de la amistad y del amor en la diversidad, y de la colaboración con los demás para conseguir un objetivo común.

La historia se presenta de una forma muy original, con capítulos cuyo título está en primera persona, seguidos por la narración en tercera persona de lo que está ocurriendo y de una entrada de nuevo en primera persona del diario que la protagonista va a ir escribiendo a lo largo de su camino. ¡Me ha gustado mucho! Y también las alusiones a la disciplina que Alexandra aprenderá, el Iugum, que nos recuerda al yoga, del que Esther es instructora. Un ejercicio mental y físico muy recomendable (nota mental) al que yo también debería retornar

Es una novela juvenil que desborda fantasía, en la que nada es lo que parece y con un final inesperado pero redondo. ¿Os animáis a leerlo?