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Uno nunca sabe lo que puede suponer enfrentarte a una guerra. Hemos visto miles de películas, leído libros, incluso jugado a videojuegos y podemos hacernos una idea del caos que supone verse en una situación en donde el control de lo que sucede a tu alrededor lo pierdes a las primeras de cambio. Desde la comodidad del sofá podríamos hacernos a una idea de lo terrible de la situación, pero posiblemente seríamos incapaces de mantener la mirada a aquellos que luchan a tu lado padeciendo el infortunio de participar en una situación para la que no existe ningún tipo de comprensión. Coquetear con la muerte, desearla incluso, ser testigos de la atrocidades que la mente humana revela en situaciones para la que nadie puede jamás estar preparado….todo esto lo padeció Kurt Vonnegut en medio de la Segunda Guerra Mundial y quiso hacernos partícipes de sus experiencias de la forma más honesta posible que podía ofrecernos. Con sus letras. Y para ello nos sumerge en ese caos desde las primeras páginas que componen este Matadero cinco, teniendo en todo momento presente que lo que quería era concienciarnos de que todas sus experiencias, sus traumas, sus lamentos y sus fantasmas no le había servido absolutamente para nada. Lo hace presentándonos una narración caótica, llena de confusión a cada párrafo, con contínuos coqueteos con el tiempo y el espacio, todo un sinsentido que en cierto modo ya supone una analogía a lo que significa experimentar una situación como la que él vivió. No solo eso. También nos muestra el absurdo de esos instantes planteándonos momentos que, conforme vas avanzando en la historia, se vuelven más y más desconcertantes. Desde viajes en el tiempo a la presencia de civilizaciones extraterrestres, acompañando cada uno de los delirios con momentos cotidianos de una vida devastada por los recuerdos. El autor es consciente de que, por mucho detalle que describa las atrocidades de un conflicto tan devastador como una guerra, jamás se podrá acercar a cada segundo de los que vivió bajo el bombardeo de la ciudad de Dresde. Hay momentos en los que el corazón se te encoge ante situaciones y personajes tan triviales que te van a destrozar por dentro sin que encuentres una simple explicación. Pero lejos de mostrarnos una historia cruel y descorazonadora de lo que supone haber experimentado una situación como esa, Vonnegut hace una decidida apuesta por la vida y por la concienciación de que aprovechemos cada uno de los instantes maravillosos que han determinado nuestra existencia. Bajo las capas de surrealismo de cada uno de los capítulos que nos vamos encontrando, va emergiendo un pequeño hilo de esperanza en el que resuena un canto a la vida, a esos momentos de magia que nos acompañan a lo largo de nuestra existencia. Una poderosa apuesta que derriba los instantes de tormenta que hayamos podido experimentar cada uno de nosotros. al fin y al cabo, todo lo que nos ocurre no deja de ser un sinsentido, una terrible casualidad que se equilibra entre el delirio y la conciencia. Somos nosotros los que decidiremos con que fotografía de nuestras vidas compondremos nuestros recuerdos. Con el ruido de las bombas o con el sonido de los pájaros al amanecer. |
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