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Si hubiera que definir esta novela gráfica con una sola palabra esa sería "arriesgado", lo cual no es necesariamente bueno ni malo, pero sí es algo que sabes que no va a gustar a todo el mundo, y para mí eso es muy bueno, porque el autor pone alma sin importarle las ventas ni los públicos mayoritarios. La historia es extraña, es compleja, pero se va definiendo poco a poco hasta que termina por descubrirte (o no, depende de lo que interprete el lector) la cruda verdad: ¿viaja realmente el protagonista en el tiempo, o todo es una estratagema de su mente para evadirse del insoportable horror del trauma que está sufriendo durante la guerra? Matadero cinco juega con esa ambigüedad mientras ejecuta de forma casi azarosa un puzle en el que la vida (o supuesta vida) del protagonista va quedando perfectamente definida. Todos sus momentos, más o menos felices, se insertan como pinceladas gruesas que obligan al lector a alejarse del cuadro y esperar unos días hasta saber cuál es el resultado final de la obra. Una gran historia, una locura imprescindible y necesaria. |
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