El chico de la comunidad

Pavel es un niño, hijo de unos padres que terminan por desaparecer de una manera u otra. Ante él, solo hay un futuro incierto. Hace lo que puede y no debe para sobrevivir en un pueblo que no le quiere. Es el "malvado", como le llaman ellos. Irán pasando los años y Pavel irá creciendo y aprendiendo muchas cosas, y creando objetivos para una vida digna.

Él, desde el principio, me ha dado bastante pena. Un niño abandonado a su suerte, sobreviviendo de mala manera y tratado peor que a un perro. Y todo por ser hijo de quien es. Su vida gira en torno a hacer cosas malas por un bien mayor. Todo el mundo quiere espantarle, echarle las culpas, obligarle a hacer cosas que no tiene por qué hacer... Es un niño muy bueno, esa es la única verdad.

Alguna que otra vez, me han entrado ganas de meterme en ese pueblucho para soltar alguna que otra patada, y algún que otro abrazo reconfortante a mi querido niño.

Habrá personajes que se volverán pilares fundamentales para él, y que a medida que crece, irán yendo y viviendo (pero tampoco son muchos). 

La historia se narra en tercera persona, pero de manera que podemos saber qué siente cada personaje.

Me ha sido muy fácil conectar con la historia, aunque al principio, por el tono de la novela, me ha costado un par de páginas cogerle el ritmo. Y entonces no he podido ni querido parar. Necesitaba saber cuál iba a ser la siguiente tragedia, el siguiente paso que iba a dar, si alguien vería más allá de lo que aparentaba...

Este es un clásico de hace dos siglos, pero que este año se ha traducido de manera inédita al castellano, del que resalto la manera de escribir de la autora, que consigue atraparte desde la primera tragedia.

Sin ninguna duda, os lo recomiendo. Si habéis leído El lazarillo de Tormes y os entretuvo y gustó, este también lo hará.

3-4🌟