La historia se sitúa en un pueblecito de Mallorca, un paisaje idílico donde nuestro protagonista pasó su infancia, y que recuerda desde la nostalgia de quien ya se ha hecho adulto. Las costumbres, los amigos, los juegos, las supersticiones... un retrato perfectamente dibujado que cambia totalmente cuando ese niño que nos contaba de su vida regresa después de 10 años. Él ha cambiado, ya no es el mismo, y sus ojos observan a través de otra mirada. Es súper interesante ver esa evolución y más con esa prosa sencilla y a la vez tan delicada y entrañable. Un libro que destila belleza por los cuatro costados.
|