La muela

Rebeca es una treintañera española que se va a Londres a trabajar. Allí sustenta su pequeña habitación de alquiler con un precario trabajo que no da para mucho más. Su novio la ha abandonado, al igual que una de sus muelas, que ha dejado un vacío en su boca.

A todo esto, hay que sumar el hecho de que su inglés se reduce a unas cuantas frases hechas, y su comunicación con la gente se hace realmente difícil.
"La muela" es ya el tercer trabajo literario de la autora, Rosario Villajos, quien formada en Bellas Artes, ha trabajado en la industria musical, cinematográfica y artística. Se estrenó con su novela gráfica "Face" en el año 2017 y en el 2019 le siguió su otra novela, "Ramona".

Qué difícil debe resultar ser emigrante. Lo fue para nuestros padres o abuelos en el pasado, y en la actualidad sin duda también lo es. Rebeca, la protagonista de "La muela", una treintañera española lo vive de una forma bastante especial, y Rosario Villajos así nos lo cuenta.

Nos encontramos en el año 2013, en un momento delicado en la economía de los jóvenes españoles. La crisis económica provoca que haya millones de parados en España. Uno de los destinos más demandado es Reino Unido.

Al comienzo de esta novela, Rebeca ya ha pasado por todo eso, así que nuestra primera toma de contacto con ella es en la habitación que acaba de alquilar. Una habitación diminuta con un colchón lleno de manchas, a saber quién fue el anterior inquilino, o cuántos han pasado por el mismo colchón.

Rosario Villajos nos relata en tercera persona las desventuras de Rebeca que, con treinta y cinco años, se ve sola en una ciudad en la que apenas puede hablar con nadie porque su dominio del inglés es casi de parvulario. Así es que su soledad se vuelve más dolorosa cuando su novio la deja plantada, quizá por otra más guapa.

La autora usa el personaje de Rebeca para exponer la vida de los jóvenes emigrantes en una ciudad como es Londres, donde cada uno vive su vida sin casi levantar la mirada hacia los demás, ni siquiera si estos son compañeros de oficina o de piso. Es contradictorio que en una ciudad de casi nueve millones de habitantes, la mayoría se sientan solos.

La narración de Rosario Villajos es irónica, mordaz, directa, y con un sentido del humor bastante negro y a veces hasta escatológico que, a mí, me ha encandilado. Expresa los sentimientos de Rebeca directamente y sin rodeos. Vas a ver venir que el camino que está tomando no es el más adecuado, pero no ves hasta qué punto la autora nos sorprende, hasta que lo tienes encima.

Como ya digo, con ese tono de humor, la autora trata temas tan importantes como son la soledad del extranjero, la precariedad laboral, la indigencia, las amistades efímeras, las malas decisiones, la familia, los prejuicios, las webs de contactos para paliar la soledad o para obtener una noche de sexo, y yendo más allá, el sentimiento de culpa en el ámbito familiar.

"La muela" es una novela que me ha sorprendido y para bien. A pesar de que la historia es un tanto dramática para Rebeca, no he podido parar de reír. La autora le da un toque gamberro del que es imposible no enamorarse. Aviso, no es apta para mentes prejuiciosas y fácilmente ofendibles.

En el interior hay un detalle muy original y son algunas páginas salpicadas por el libro, que están ilustradas a modo de fotonovela, o más bien diría yo que son tiras cómicas. Como digo, original y desternillante.

La maravilla de portada que tiene "La muela" es una ilustración de la propia autora. Preciosa.

En resumen, "La muela" es una dura pero divertida novela que se lee casi de un suspiro y que provoca sentimientos, en la que no sabes si compadecerte de la protagonista o reír a carcajadas con ella.


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Hace unas décadas te juntabas, te casabas y, con suerte, te enamorabas, de la persona que vivía en tu barrio, pueblo, ciudad. Era fácil y seguro. Hoy en día las posibilidades en el amor son mayores y, al mismo tiempo, más complicadas. Enamorarte en un viaje a Tailandia, en un viaje de Erasmus o simplemente que tu, ya no tan asegurada, pareja —del barrio, pueblo, ciudad— tenga que irse a trabajar al extranjero. Siempre nos han dicho que el amor lo vale y lo puede todo. Cambiar de país por amor. Dejar atrás a tu familia por amor. Renunciar a tus amigas por amor. Sentirte sola por amor.
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En esta situación se encuentra Rebeca, la protagonista de ‘La muela' de Rosario Villajos. Ella decide trasladarse por “amor” a Londres junto a una pareja cuyo destino ya se precipitaba al fracaso, y a partir de ahí tendrá que valérselas en una ciudad prometedora, con un trabajo no tan prometedor y sin muela, siendo esta última la que más remueve la vida —y la belleza— de la protagonista, acostumbrada a ser el centro de atención en su pequeño pueblo, para convertirse en “otra migrante legal europea más” en la gran ciudad inglesa.
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“Apenas tiene relación con su novio. (…) ¿Qué hace entonces Rebeca en Inglaterra? Pues ni más ni menos que tratar de ilusionarse con la idea de estar «en otro sitio»
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Y es que hoy en día no siempre lo dejamos todo por amor, sino para buscar un futuro mejor. A nosotros —millennials— nos han vendido la idea de que con una carrera, dos máster y tres idiomas conseguiríamos todo lo que nos propusiésemos. La generación más preparada, con la cabeza llena de ilusiones, y ante nosotros un panorama desolador y lleno de decepciones: sueldos precarios, horas extras interminables, prácticas sin remunerar o alquileres compartidos hasta pasados los treinta.
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“En aquellos días seguía teniendo grandes aspiraciones, aunque no hubiera vuelto a compartirlas con nadie desde que un profesor la llamó sutilmente «subnormal» con sus disertaciones en el área de estudio”.
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La autora habla desde la ironía más mordaz, pero realmente nos está poniendo frente a un espejo en el que cuesta mirarse porque no nos gusta lo que vemos, porque la realidad muchas veces duele y Rebeca somos muchas de nosotras.
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Este libro habla sobre esto y muchas otras cosas que nos atraviesan, y creo que por eso lo he disfrutado (y lo he devorado) tanto. Porque todas vivimos momentos en los que algo tan nimio como una muela puede hacer que tambalee todos los cimientos de nuestra vida.

Rebeca tiene 35 años y ha perdido una muela. Se ha mudado a Londres siguiendo a un novio que ahora ya no es su novio, queriendo dejar atrás, al mismo tiempo, el duelo por la muerte de su padre, a su hermana, a una madre con problemas de visión y al fantasma de los cuidados impuestos que acecha detrás de la esquina. El hueco de la muela que ha perdido es tan grande, tan oscuro, que, además de afear su cara bonita - la última cosa a la que siente que puede aferrarse-, lo engulle todo: a través de ese hueco terminan de perderse sus sueños, sus esperanzas, su futuro. Lo que esperaba de la vida no ha podido ser, y ahora ella está en Londres, completamente sola, con un trabajo de mierda, en una habitación cochambrosa que casi no puede pagar, y sin vida propia. Rebeca se deja ir por el agujero de su muela, se hunde en él y naufraga entre las expectativas que no se cumplieron hasta tocar fondo.

Con un sentido del humor bastante ácido, y con una mirada afilada, Rosario Villajos resume las vivencias de toda una generación. El hueco de la muela representa el gran agujero por el que muchas nos hemos caído, y del que no conseguimos salir: el relato de la meritocracia, el "estudia y tendrás un trabajo decente", o uno que, al menos, no detestes y no se coma cada segundo de tu existencia. Estudia y tendrás una vida que merezca la pena vivir. Y ese Londres que es de todo, menos acogedor. Esa ciudad hostil a la vida humana, que podría ser muchas otras ciudades. Esa huida hacia delante porque ya, total, tampoco hay otra salida. Ese paso continuo de los días como en el día de la marmota, ese sobrevivir sin vivir.

Con este libro me he reído mucho, he sentido el cansancio y la soledad de la protagonista, su angustia, y ese dolor enmascarado por el sarcasmo. Y también he llorado un poquito, en la intimidad de mi habitación, por ese futuro que nos prometieron y que se ha desmoronado ante nuestros ojos, por todas las Rebecas que siguen viviendo, aún sin muela y sin expectativas, porque no les queda otra.

La historia de Rebeca puede ser la historia de cualquiera que estando preparado para el mundo laboral, con ganas de progresar y buscando un futuro emigra a consciencia, a buscarse la vida, huyendo de una realidad únicamente para enfrentarse a otra. Está ambientada en Londres aunque pienso que para vivir estas experiencias, sólo basta con ser extranjero en alguna ciudad del primer mundo, sin dominar el idioma y no conociendo el sistema

La muela es el título, pero la muela no existe, lo que hay es un hueco, ese que genera la frustración de no poder realizarse como profesional, aguantando un trabajo precario, haciendo más horas de las estipuladas, alquilando un cuchitril compartido porque para más no da y así al menos comer aunque sea a base de sopas para microondas y el arreglo de la boca ya se verá, como tantas otras, porque las prioridades cambian

Tiene un humor muy irónico haciendo chiste de las desgracias y riéndose hasta de lo más humillante, he encontardo muy originales los guiños al futuro haciendo al lector consciente de que la situación aún puede ir a peor porque está pendiente de llegar una pandemia

Aún no sé muy bien de qué lado posicionarme con respecto a esta novela. La compré entusiasmada por las críticas positivas que había leído y porque intuía que era una de estas voces enérgicas, sin pelos en su escritura. En esto no me equivocaba. Quizá en lo que ha fallado es en que no me ha convencido la mayor parte del tiempo.

Creo que con el paso de las lecturas me estoy dando cuenta de qué tipo de historias son las que me gustan y las que no tanto. Y aunque me parecen en cierto modo irresistibles e interesantes porque se asemejan más a mi realidad que una ficción del siglo XX en la que se cuenta la vida de un individuo inmerso en un conflicto bélico; los relatos más actuales acaban chirriándome y pareciéndome superficiales, aunque traten temas áridos y complejos.

No creo ni digo que sea una mala novela per se, de hecho la prueba de que es adictiva es que apenas en un día y medio la he devorado. Es más, el mérito es hacer de una historia aparentemente común un compendio de situaciones irónicas e hirientes con un lenguaje en el que apenas eres consciente de la gravedad de los hechos.

La muela es una historia de vacíos, principalmente. Partiendo de esa referencia constante a la pérdida del diente, conoceremos los otros huecos en la vida de Rebeca, su protagonista. Abandonada por su pareja en un Londres cruel e insostenible, la novela nos irá llevando no solo por la precariedad de los trabajos que Rebeca necesita para subsistir en una buhardilla compartida con los ratones, sino por las otras precariedades que no siempre se verbalizan: la pobreza de las relaciones sociales y sexuales.

Por momentos escatológico, el estilo de Rosario Villajos es a veces como una tela de araña que te atrapa, aunque tengas los ojos bien abiertos y luches abiertamente para que eso no suceda.

Me he pasado más de la mitad de la novela convencida (y en cierto modo triste) de que había algo que me hacía rechazar el texto; y, la otra mitad pensando que algo tiene para que en general esté gustando tanto, pese a que para mí no sea suficiente.

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