Arde el musgo gris

Belleza literaria", esas son las palabras que se me vienen a la cabeza con este libro.
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El tema del que trata es duro, de los que escuecen... una relación amorosa entre un hermano y una hermana en la Islandia del siglo XIX y un joven juez que tiene que decidir si son culpables de incesto.
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Se barajan las cartas y se tiran al aire. Aquí nadie sale indemne después de esta lectura.
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Empiezas la historia con tus ideas sobre eso del incesto, lo moral, lo ético , etc ... y si te dejas atrapar no es que vayas a cambiar de opinión (eso ya cada cual que decida), es que el autor consigue hacerte ver aquello que se esconde tras una puerta cerrada, lo oculto, lo calificado de tabú; y lo vemos como esos espectadores privilegiados que observan algo desde la primera línea con la incomodidad de saberse a salvo.
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La belleza con la que describe el paisaje, las situaciones, las personas, ... es un placer infinito para un cerebro lector.
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Desde luego, este clásico de la literatura nórdica merece cada uno de los títulos nobiliarios que le han dado con los años.
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El autor es "el poeta nacional" en Islandia y es conocido por ser un progresista/ reformador que ha luchado por sacar a su país de la Edad Media, así que imagínate el nivel.
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Maravillosa lectura con una traducción que hace que te pierdas entre las palabras y que de vez en cuando pares y respires y pienses en todo lo leído.
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Un libro de cabecera, una historia de las que no se olvidan.
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Publicada en 1988 (Nórdica la trae a España en 2007)
Puntuación 5/5
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Ganadora en 1988 del Premio de literatura del Consejo Nórdico el "pequeño premio Nobel"
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