Por todas mis muertas

Y por segunda vez en este año, gracias a Masa Critica descubro un nuevo libro y a un nuevo autor de los que hasta ahora no sabia nada. Muchas gracias a Babelio Español y la Editorial Base por el envio de este ejemplar de “Por Todas Mis Muertas” del autor vigués Darío Vilas.

Tengo que admitirlo: probablemente este es un libro que, a priori, no me lo hubiera leído por mi misma, ya que, al menos en este momento de mi vida, la temática no me llama mucho la atención. Por eso me alegro mucho que me halla tocado en Masa Critica. Es una lectura que me ha sacado totalmente de mi zona de confort, y me ha obligado a enfrentarme a siete relatos que te ponen la piel de gallina. No porque sean de terror propiamente dicho. En cierto sentido sí que son de terror. Pero se trata del terror cotidiano, muchas veces sin nombre, que se oculta en los recovecos de la vida normal y corriente que todos solemos llevar. Y que nunca sabemos cuando vendrá atacarnos, a veces ni sospechamos hasta qué punto nos acecha. Es un terror del cual ninguno estamos a salvo, y eso lo hace terrible y cercano.

Como ya he dicho antes, “Por Todas Mis Muertas” es una antología de siete relatos en los que la figura de la mujer, de una manera u otra, es el hilo conductor, es el motor y la víctima principal en todos y cada uno de sus relatos, poniéndose en relieve que el mundo es un lugar difícil para ellas, siempre a merced de la violencia sexual, el desprecio y los abusos, cuando no del asesinato. Es una antología en la que la perdida de todas estas existencias femeninas y el impacto imborrable que dejan es el núcleo emocional de todo, lo que inspira todas esas historias.

Además de tratar la violencia de género, el autor trata otros temas, como los celos, la paternidad, la muerte y las obsesiones. Y sobre todo trata sobre lo efímera que es la existencia humana, y lo caprichosa que puede llegar a ser, como puede cambiar de un segundo para otro. En cada relato, Darío Vilas se desnuda ante el lector en carne viva al dejarle ver sus miedos y obsesiones personales, las cuales dan forma y sustento a cada relato. Eso le da un plus de cercanía y fuerza a todo lo que escribe en este volumen. Su estilo es simple y crudamente directo, lo que hace que todo lo que narre resulte muy cercano para el lector y le ayude a que se meta de lleno en estas breves fábulas.

Para una colección así, el trabajo de la Editorial Base me ha parecido bastante acertado por su sencillez; correcto y pulcro y sin adornos innecesarios que alejen la atención del lector de lo verdaderamente importante, las narraciones y su naturaleza como reivindicación del papel de la feminidad y de la necesidad de concienciar al lector y a la sociedad sobre los peligros y problemas a los que se enfrentan por el mero hecho de ser mujeres.

Aquí tenéis una breve reseña de cada una de las historias y lo que me han sugerido cada una de ellas:

“Alguien en casa”: Un relato de inicio que nos introduce en el terror psicológico en estado puro. Todo esta conformado por silencios y sobreentendimientos, el terror se deja sentir con un frío que viene más de un presentimiento en medio de una noche que de la propia navaja asesina. Y es anónimo y carente de rostro. Me ha gustado particularmente como el autor juega con el lector, no le da muchas pistas pero al mismo tiempo se lo cuenta todo en pocas líneas, en poquitas páginas logra crear una historia coherente en un tono angustioso y asfixiante que rapidamente va calando en él o ella.

“El último día que nevó”: el relato de lo que unos niños encuentran un día de nieve y sus consecuencias en la vida del narrador principal, una historia que empieza con un tono festivo e inocente para ir desembocando en un cuento oscuro e inquietante sobre la psique humana y las casualidades que marcan el destino de uno. Quizás a veces peque de ser demasiado enrevesada, pero he terminado de leer este cuento impactada. En pocas páginas se cuenta la historia de una obsesión de una forma coherente, para lo que ayudan las dos voces que hacen las veces de narradores.

“Hasta aquí hemos llegado”: la realidad se abre paso abruptamente y los mayores temores de un padre cobran forma en medio de una atmósfera de tensión que va en aumento a lo largo del relato. No soy madre, y dudo que vaya a serlo nunca, pero este cuento me ha impactado y me ha hecho sentir tanta ansiedad como al protagonista. He empatizado mucho con esta historia, porque si hay algo que no me gusta leer o ver es que niños pequeños lo pasen mal. Entre eso, y entre que hay más casos de los que nos podemos pensar de niños con problemas al nacer, este relato me ha parecido uno de los más conseguidos de toda la antología.

“Todos los días muere gente”: lo siento, pero este cuento no me ha dicho mucho, ni he podido conectar completamente con él. Será porque no conozco de nada a Larry Brown y su prosa, será porque no me da la fase melancólica cuando me tomo dos cañas de más, será por lo que sea. Pero no me ha terminado de convencer como se ha tratado el tema de la fragilidad y casualidad de la vida humana y de las paranoias relacionadas con su final. Es cierto que me ha gustado el tono irónico con el que se ha narrado todo, pero la historia, a grandes rasgos, me ha parecido un viaje a ninguna parte.

“Preciosa sangre”: que mal lo he pasado leyéndolo y que mal cuerpo me ha dejado al terminarlo. Reconozco que mientras leía hubo un momento que odie el relato por la repugnancia que me producía todo lo que pasaba en él. Necesite unos minutos para pillar la intención del autor. Bien hecho. Esta historia de muerte, despecho y delitos ubicada en el mundo del hampa no deja indiferente para nada, el desasosiego que produce solo se supera por la fuerza de su mensaje y la voz de su narrador, que nos habla con ligereza y desapasionamiento de una historia realmente malvada.

“El vuelo nocturno del buitre negro”: sin duda alguna mi favorito de los siete relatos. Me ha parecido el más diferente y original de todos. En la posguerra española, la búsqueda de un legendario líder de los maquis dar un giro de 180º grados que dejará impresionado al lector y a sus protagonistas. Todo en este cuento me ha parecido magistral, la ejecución me ha parecido realmente interesante de principio a fin. La forma en que el autor ha creado una historia coherente y bien hilvanada en pocas páginas, con los odios y rencores que dejó la guerra civil española como trasfondo. En su clímax, el relato da un giro insospechado que cambia todo el panorama. Así como en otros relatos, que el autor haya dejado el final tan abierto no ha terminado por convencerme, en esta creo que hace todo lo que se narra en el más sutil y que el juego con el lector resulte de lo más sugerente.

“Vivir, matar y estar muertos”: otro de los relatos que más me han gustado, y también el más alegórico de todos. Una historia de ultratumba en las que una muerta nos habla de como todo se relativiza con la muerte, aquello a lo que tanta importancia dábamos al final no lo es tanto, incluso el amor. Literariamente me ha parecido el más interesante por la forma en que está escrito y narrado. Hay momentos en que me ha parecido poesia pura.

En resumidas cuentas, como en toda antología que se precie, “Por Todas Mis Muertas” tiene relatos que me han gustado más y relatos que me han gustado menos, y también me han parecido muy dispares en cuanto a calidad unos de otros. Es cierto que algunas historias me han parecido muy similares a otras en cuanto a recursos narrativos, temática y transfondo. Pero hay que reconocer que el autor sale muy bien parado la mayoría de las veces, gracias a su estilo personal y directo, y a la gran cantidad de estilos que maneja y como juega con ellos para crear algo con sello personal y realmente único.

“Por todas mis muertas” es una antología escrita por Darío Vilas, en la que recoge siete relatos cuyas historias siempre rondan alrededor de la muerte de una mujer.
Lo primero es resaltar la maravilla de portada que ha realizado José Luis Cantos, en la que ya nos orienta qué tipo de lectura vamos a encontrar. Una fotografía antigua de mujeres con el rostro difuminado o directamente emborronado, las llama al anonimato de sus historias.
Este es el segundo trabajo que leo del autor, el primero fue “Reír en tu funeral”, un relato con el que al igual que “Por todas mis muertas” consiguió una atmósfera inquietante. Y no es terror tal y como podríamos conocerlo, es un terror más personal, enfocado a la vida común que cada uno de nosotros vivimos.
Para abrir boca, el primer relato con el que nos encontramos es “Alguien en casa”, un relato corto de apenas dos páginas, el cual fue finalista en la IX Edición del Concurso de Relato Breve Dr. Pedro Zarco. Es un cuento con el que el autor ha elegido abrir esta antología e ir poniendo al lector con una sensación de inquietud con la que seguramente siga en la mayor parte del resto de los relatos. En éste primero la incertidumbre me ha acompañado desde el principio hasta el final.
Cada uno de los relatos tiene en común a la mujer. Darío Vilas nos propone siete protagonistas femeninas y nos colamos en su tragedia. El autor coloca a cada una de estas siete mujeres en una tesitura distinta, creando siete relatos que ponen los pelos de punta, cada una por un motivo distinto.
“El vuelo nocturno del buitre negro” es el penúltimo de los relatos y es uno de los que más me han gustado. La acción se sitúa en la Sierra de Guadarrama en junio del año 1954. Bien podría ser una historia de la España más negra vivida por los maquis.
Destaco también el relato “Preciosa sangre”. Narrado en primera persona y directamente al lector, quien forma parte de él, el autor nos cuenta una dura historia desde el crimen organizado. Lo que más me ha gustado es el puntito canalla con el que es narrada. No puedes perderte el final, porque es de diez.
Durante la lectura de “Todos los días muere gente” el autor ha logrado tenerme el alma en un puño hasta el final. Una historia muy bien construida y realista en la que parece que no pasa nada y no te ves venir el desenlace.

El resto de los relatos son igual de inquietantes. El autor ha escrito sobre los trastornos obsesivos compulsivos, sobre la obsesión por un amor que no existe, la tragedia de unos padres, los abusos, la sexualización de la mujer, entre otros puntos, y todo enfocado de esa forma tan especial con la que Darío Vilas sabe poner mal cuerpo al lector. Y no lo digo despectivamente, sino todo lo contrario, ya que sabe muy bien qué hilos mover para remover sentimientos en el lector.
En resumen, “Por todas mis muertas” es un libro oscuro, con unas historias duras, en las que es la mujer quien está siempre en el punto de mira. Un homenaje a las mujeres anónimas que por un motivo u otro han sufrido su historia en un segundo plano. Un libro bien escrito que consigue remover sentimientos. Muy recomendado.

Gracias a Masa Crítica conocí a un autor del que no sabía nada y que debo decir que me ha fascinado.

Un libro de relatos absolutamente fascinantes, que te dejan en corazón en un puño y que te hacen aflorar multitud de sentimientos. Relatos duros de mujeres muertas, asesinadas, desde un prisma absolutamente innovador.

Merece la pena acercarse y dedicarle un rato a este libro.