La tiranía de las moscas

Advierto ya de que nada de lo que diga le hace justicia porque soy incapaz de escribir con la magia que Elaine posee. Esa magia que nace de las personas capaces de explicar el horror con fantasía , de decir mucho más con lo que nos hace imaginar que con lo que nos hace leer, esa magia que me atrapó desde el principio.

Esta historia que comienza casi como un cuento, en el que no faltan niños protagonistas y personajes malvados, se irá transformando en una pesadilla poco a poco, en un verano sin tregua en el que una casa llena de moscas nos irá asfixiando sin remedio.
Casandra, Caleb y Calia son tres hermanos a los que una madre que los odia trata de psicoanalizar, con recursos limitados e inútiles, en un intento por exorcizar una maldición que les acompaña, la de la 'mala sangre' de su estirpe. Casandra, la mayor, se enamora de objetos y necesita llevar ese amor al plano más físico; Caleb es un joven ángel de la muerte al que los animales recurren para poder morir, un poder que él trata de convertir en algo provechoso; y Calia, la pequeña niña genio tiene un don para la pintura pero se niega a articular palabra, ella se expresa con sus pinturas. Sobrevolando a todos está la figura del padre, un hombre con un pasado oscuro y caído en desgracia que va a intentar recrear en su casa el poder que tuvo en otro tiempo.

Detrás de toda la narración, de sus simbolismos, de su humor y de esos toques que tanto me han recordado al realismo mágico hay una potente denuncia política y social. Los tiranos pueden ser las personas más cercanas y amorosas, el poder puesto en manos inadecuadas pronto se convierte en autoritarismo, y las revoluciones pueden empezar en los actos más pequeños y transformarse en un huracán.

Los bigotes y las moscas, las mariposas y los zapatos rojos de tacón, nada es casual en esta novela, todo forma parte de un alegato al que me sumo sin dudarlo. No tengáis miedo a estas moscas, merece la pena dejarles revolotear cerca.