La tiranía de las moscas

Leído en 2022
Reseña repescada para Babelio

Llegué a éste libro por la iniciativa de Editorial Barret: Editora por un libro, concretamente Cristina Morales ( la autora del magnífico libro : Lectura fácil) amadrina a la talentosa escritora cubana Elaine Vilar Madruga.

La tiranía de las moscas es terror cotidiano, de cada día, del
"Amanece, que no es poco".

Situémonos en cualquier dictadura o autocracia, cuando el tirano (en el libro se centra en su mano derecha, subalterno, y dócil, hijo) se retira a sus aposentos, con su traje lleno de medallas y condecoraciones, y, denostado por el sistema, traslada su incapacidad militar y jerárquica, a su hogar, en el que una mujer ausente mental, frustrada por los sueños de grandeza de su marido, y por ser este brazo ejecutor, y con tres hijos, a cual más raro, desdeñados porque no son precisamente ejemplo de lo que debe ser un hijo de la Patria, o lo que es lo mismo :
" Una, Grande, y Libre."

Centrado el relato en cada uno de los hijos, y su visión de lo que el padre representa, es en cada uno de estos puntos de vista donde cobra sentido todo el texto, con una escritura metafórica, de ahí lo de las moscas, pero sin artifugios, muy directa, dura, y en ocasiones desagradable, conformando un texto muy, muy original, muy, muy bien escrito, bien armado, e inteligente.
La rebeldía, y la resistencia a ser sometido, el derecho a ser diferente, propio y único, enfrentado a la sinrazón, a la estupidez, y al pensamiento unitario 🤮.

Un tirano sentado en su sofá, en el pequeño país de su hogar, reflejo de otro más grande, pero con las mismas características, y mismas frustraciones, e incapacidades para llegar a buen puerto, por la limitación mental de tantos, y tantos mierdas que un día se creyeron más que nadie, y quisieron someter a los demas, en nombre de éste o aquel símbolo o estandarte, y que tantas, y tantas veces no se dieron cuenta, de que a ellos también les cagan las moscas.

Lectura muy recomendable, no le puse las cinco estrellas porque, en mi opinión, le falta al texto algo de progreso en la trama, una espiral, que: ¿ quizás esté justificada, para el sentido caustrofóbico del mismo? aunque no le resta, para nada, interés, y es suficiente con lo narrado para dejarnos reflexionar sobre mucho, mucho,mucho.

Cuando estudiaba en la facultad los nuevos modelos de la narrativa americana, Roca insistía en la riqueza de la literatura cubana, así como en la novela de la dictadura, protagonizada por tiranos de hiperbólica retórica, tantas veces caídos en desgracia. de pronto, tantos años después, un libro se abre como una ventana hacia mis clases de Literatura Hispanoamericana del último curso. Y estoy de nuevo, bajo la claraboya del despacho de mi profesor, organizando estrellas. ¿O eran moscas?

La tiranía de las moscas (Editorial Barrett, 2021), escrita por la polifacética Elaine Vilar Madruga, está prologada por Cristina Morales -como editora invitada- e ilustrada, su cubierta, por Manuel Marsol. Nos presenta la historia de tres hermanos -Casandra, Calia y Caleb-, hijos de un alto mando de una dictadura del Caribe. El padre, muy próximo al Abuelo Bigotes, el dictador, cae en desgracia tras un fallido complot que pretendía su asesinato. La pérdida del poder y sus mecanismos llevan al padre, primero, a un intento por pasar desapercibido, que desemboca en una desgracia de tiranía doméstica. 

Ninguno de los miembros de esta familia es corriente. La madre está obsesionada con los tacones, detesta a sus hijos y prefiere no mirar lo que es su marido. Mientras Casandra, la primogénita, se siente irrefrenablemente atraída por los edicios; Caleb, el mediano, ostenta el poder de matar a los animales sólo con tocarlos -y que estos acudan a morir a él-; y Calia, la más pequeña, no habla, vive sumida en un perfeccionista dibujo animales que su madre teme que termine derivando en la temible "fase mariposa".

Desde las voces de Casandra y Caleb, la autora arranca en un realismo que va adentrándose en lo mágico, en lo distópico. La rebelión de los hermanos hacia el totalitarismo paterno es inevitable. Y viene cargada de simbolismos, como la tartamudez del padre, convertida en cacofonía por sus hijos, que no pueden tomarlo en serio. Dentro de ese reino de las moscas en el que se ha convertido la casa, la existencia, que recuerda la tiranía infantil recogida en El señor de las moscas de Golding.
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Advierto ya de que nada de lo que diga le hace justicia porque soy incapaz de escribir con la magia que Elaine posee. Esa magia que nace de las personas capaces de explicar el horror con fantasía , de decir mucho más con lo que nos hace imaginar que con lo que nos hace leer, esa magia que me atrapó desde el principio.

Esta historia que comienza casi como un cuento, en el que no faltan niños protagonistas y personajes malvados, se irá transformando en una pesadilla poco a poco, en un verano sin tregua en el que una casa llena de moscas nos irá asfixiando sin remedio.
Casandra, Caleb y Calia son tres hermanos a los que una madre que los odia trata de psicoanalizar, con recursos limitados e inútiles, en un intento por exorcizar una maldición que les acompaña, la de la 'mala sangre' de su estirpe. Casandra, la mayor, se enamora de objetos y necesita llevar ese amor al plano más físico; Caleb es un joven ángel de la muerte al que los animales recurren para poder morir, un poder que él trata de convertir en algo provechoso; y Calia, la pequeña niña genio tiene un don para la pintura pero se niega a articular palabra, ella se expresa con sus pinturas. Sobrevolando a todos está la figura del padre, un hombre con un pasado oscuro y caído en desgracia que va a intentar recrear en su casa el poder que tuvo en otro tiempo.

Detrás de toda la narración, de sus simbolismos, de su humor y de esos toques que tanto me han recordado al realismo mágico hay una potente denuncia política y social. Los tiranos pueden ser las personas más cercanas y amorosas, el poder puesto en manos inadecuadas pronto se convierte en autoritarismo, y las revoluciones pueden empezar en los actos más pequeños y transformarse en un huracán.

Los bigotes y las moscas, las mariposas y los zapatos rojos de tacón, nada es casual en esta novela, todo forma parte de un alegato al que me sumo sin dudarlo. No tengáis miedo a estas moscas, merece la pena dejarles revolotear cerca.

"Cada familia es diferente y rara a su manera, pero la nuestra se llevó la medalla de oro en la competencia olímpica de la disfuncionalidad". Casandra, Caleb y Calia son tres hermanos a los que el padre, debido a su tartamudeo, les tiene impuesto de por vida un sobrenombre digamos que desagradable. Cacasandra, Cacaleb, Cacalia viven bajo la tiranía de las moscas, que como ya se sabe, se posan siempre sobre porquería. Casandra siente atracción física por los objetos, a Caleb no se le pueden acercar los animales porque mueren fulminados al tocarle y Calia no habla, sólo dibuja. La madre somete a los tres hermanos a unas sesiones de terapia new age que son para darse de cabezazos contra la pared y se pasea por la casa con unos zapatos de tacón rojos. Papá es un alto mando militar de lo que parece una dictadura caribeña, al que le encanta sacarle brillo a sus medallas. Lo que viene siendo un circo de familia. La cosa se pone todavía más chunga, si cabe, cuando el padre pierde su posición de privilegio ante el General Bigotes y eso ya es la hecatombe. "Papá se daba cuenta de que la afirmación de los viejos era cierta, los años son inexorables y estamos aquí, en esta tierra, solo para atestiguar cómo el tiempo destruye lo que toca, ya sea una familia, una ilusión o los peldaños del poder. Los años corroen y muerden, y no ha de culpárseles porque ese ha sido siempre su propósito, desde que el tiempo se hizo tiempo, es decir, desde mucho antes de que papá se concentrara en asuntos como este". Otra perla:"Bien lo saben los hombres poderosos: el ejercicio del amor siempre va acompañado del miedo. Amamos a lo que tememos, y viceversa".Muy buen libro, sólo me ha sobrado la introducción de la editora, que no he entendido muy bien porque no relacionaba con el tema de la novela. Pero seguro que es un problema mío porque a Cristina Morales la quiero leer desde tiempos inmemoriales.

Cacasandra. Cacaleb. Cacalia. Mugre. Moscas. Tiranía. “La tiranía de las moscas”. Elaine Vilar Madruga.

Así como el tirano de esta historia tiene la capacidad de transformar todo lo que le rodea en despojo, la persona que le dio vida, su creadora, la autora, Elaine, tiene la capacidad de hacer de todo lo que escribe una obra de arte.

Una madre, un padre, tres hijos. Una dictadura, la tortura, una revolución. Moscas por todas partes, un Abuelo Bigotes, medallas y muertos. Animales. Puentes. Cámaras de fotos. Tacones rojos. Traición.

Estaréis pensando que qué clase de reseña es esta, pero así es como me viene esta historia a la mente cuando pienso en ella, como flashes de imágenes que conforman un todo perfecto, bien hiladito y rematado, una suerte de collage rodeado de moscas tiranas, de desidia, de miedo y rencor. de olor a podrido, a estiércol, a fluidos corporales.

Una amante apasionada, un ángel de la , una tiranía en la sombra; un tirano cruel y cobarde, una mente traumada, la espera de la llegada de una profecía alada.

Una maravilla, en definitiva. Un relato que estremece y que incomoda, pero que fascina por su lucidez, su estilo irreverente y su brillantez. Una potente crítica, para nada al uso, que no solo es social y política como pudiera parecer a priori, sino una crítica al estatus, al patriarcado, al poder, a la sumisión y a la obediencia. A la falta de escrúpulos. A la autoridad. Familia y Estado como entes violentos y opresivos, paralelos.

Una novela cargada de intención, opresiva y adictiva, que sacude, que retuerce, que se siente más que se lee, feroz, rebelde.

Una historia que flota a tu alrededor como un enjambre, insistente, constante, que va y viene posándose en tu cabeza cuando menos la esperas, de día y de noche, una y otra vez, caminando con sus patitas, persistente, zumbona. Inolvidable. 🪰

Hacía tiempo que esta novela se me aparecía de vez en cuando, casi con el zumbido leve pero insistente de esas moscas que pueblan el título y sus páginas. Y pese a que han pasado ya varios días desde que la terminé, no podría afirmar con seguridad si me ha gustado o no.

El calor, la indeterminación, el encierro claustrofóbico de una familia donde cada uno de los miembros es especial por lo que muestra y esa es claramente su condena.

Autoridad, silencio, terapia, muerte inminente, amor físico por los objetos, dibujar como sustituto del habla… estas son solo algunas características que poseen los personajes de esta novela.

Si hay algo que pueda reconocérsele a este libro es precisamente eso, su singularidad. Hablar de la familia y sus traumas no es algo novedoso en la literatura, pero sí el modo en que esas emociones dotan de voluptuosidad el muestrario de acciones de los personajes.

Hay algo casi mágico, supersticioso y caótico alrededor de sus protagonistas, de ahí que sea nuestra parte más racional, la que necesita explicaciones, motivos y juicios, la que permanecerá parcialmente suspendida ante un espectáculo ciertamente siniestro que envolverá toda la casa y a sus habitantes.

Es cierto que es un texto que deja una sensación extraña. Y esto, bien mirado, puede ser realmente positivo. No me molestan las novelas que, una vez terminadas, dejan una impresión de confusión o duda. Pero esto puede ser precisamente el talón de Aquiles de esta. El éxito de esta lectura dependerá de nuestra apertura a la sorpresa o a la decepción.

De lo que sí podemos estar seguros es de que el provocativo prefacio escrito por Cristina Morales nos sitúa ante la perspectiva de leer sangre fresca; algo que no siempre ocurre en la tiranía del mercado editorial.
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Soy de las personas a las que les gusta el silencio y, también, de las que odian a las moscas. Quizá porque, a pesar de tener una gran capacidad para concentrarme, el vuelo de esos insectos hace que mi mente desconecte de lo que estoy haciendo y no pueda pensar más que en ese molesto zumbido que se amplifica por momentos.
Odio el calor y todo lo que provoca. Soy de invierno, aunque en pleno enero haya muchos que me llamen loca.
No soy de hablar por hablar, suelo hacerlo solamente cuando me da la gana, sin atender demasiado a lo que la sociedad espera de mí ni a lo que mi interlocutor cree que es un comportamiento educado. ¿Hablar por hablar? Eso sí que no.
Por todas estas cosas (y por muchas más) he encontrado en este libro un lugar en el que sentirme tan profundamente incómoda que al final no me ha quedado más remedio que amoldarme a él. Y disfrutarlo al máximo. Con su eterno verano, sus personajes carentes de amor y sus hordas de moscas.

"Cada familia es diferente y rara a su manera, pero la nuestra se llevó la medalla de oro en la competencia olímpica de la disfuncionalidad"

Un padre tartamudo ocupado en la politica de su país y en sus medallas ganadas por ser la mano derecha del líder Bigotes.
Una madre obsesiona a con el psicoanálisis que ha traído "mala sangre" y que intentó querer a sus hijos pero que no lo consiguió porque para ella el amor son un par de tacones nuevos.
Casandra que siente atracción sexual por objetos, muros o puentes.
Caleb ángel de la muerte de todo animal que toca.
Calia , "Da Vinci de pacotilla que tiene la habilidad comunicativa de una placenta"

Cuando por culpa de "dos tíos traidores, enemigos del pueblo" el padre cae en desgracia ante el líder del país y pierde el poder que tenía, empezará a ejercerlo en casa, allí instaurará "el orden y la perfección" . "Abriré las puertas cuando en esta familia se aprenda qué significan las palabras civilización y orden". Y en este verano de tiranía y rebeldía saldrá a la luz la naturaleza de cada uno.

Que la casa familiar no siempre es un refugio, un lugar seguro y la tiranía puede encontrarse allí junto a la paranoia y la claustrofobia. Porque las dictaduras no son patrimonio de los países, también existen en las familias. Y el odio y la violencia. Y la insumisión y la rebelión.


Incómodo, intenso, original, crudo, opresivo, sorprendente. Y a pesar de ello o quizá por ello no querer ni poder dejar de leer. Porque es espectacular. Y se disfruta desde el principio.
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Nos habla de una familia diferente y disfuncional que consta de un matrimonio y sus tres hijos. Casandra, Caleb y Calia.
Cada cual con sus peculiaridades. Todos ellos viven bajo una dictadura militar

El padre vive por y para el poder y la madre utiliza el psicoanálisis para comunicarse con sus hijos, a quienes odia.

Es una novela original y atrevida. de muy fácil lectura porque su narración es sencilla y directa.

Es un libro inquietante, repulsivo, incómodo y a veces hasta macabro pero también es muy sorprendente y tiene tintes de realismo mágico que me hizo recordar a Gabriel García Márquez con sus 100 años de soledad.
Os puedo decir que me ha resultado perturbador y adictivo a partes iguales

La autora consigue crear una atmósfera hostil, opresiva, turbia y oscura pero es una historia tremendamente potente y llena de simbolismos

Esta historia que es como una fábula oscura que nos relata como la familia pasa de ser una familia privilegiada a una perseguida.
Ya que el padre es la mano derecha del dictador del País y sobre él recae la sospecha de traición.

Este libro me ha parecido un canto a la creatividad. Hay una clara crítica al poder, al régimen comunista y al Estado patriarcal todo esto contado con humor e ironia.
La historia no te deja indiferente y siento que nunca he leído nada igual. No se le puede pedir más.

🌷
Cinco días.
Han pasado cinco días desde que llegué al punto final de 'La tiranía de las moscas'. Cinco días que se me han hecho eternos. Cinco días en los que he ido posponiendo este momento. Cinco días en los que me he sentado frente a la hoja en blanco sin obtener ningún resultado. Cinco días que también me han servido para dejar reposar la lectura y para ver la situación con más claridad, o eso es lo que me pienso.

No lo voy a negar, me es muy complicado abordar este post porque me da mucha pena plasmar lo que me ha ocurrido con esta lectura. Considero que la sinceridad es lo que tiene que prevalecer siempre. Considero que a veces no sirve de nada darle más vueltas a las cosas y no hay necesidad de buscar una explicación. No ha podido ser y no hay más.

Llevo cinco días pensando en lo que ha ocurrido y he llegado a la conclusión de que yo misma he sido la culpable. Comencé a leer y me sentí eclipsada ya que me fascinó desde el primer minuto. Fue un amor a primera vista, me confíe y permití que las expectativas emergieran de su escondite. Continué leyendo y me vi atrapada en una montaña rusa. de repente descendía a lo más hondo, la lectura se me hacía bola y no me apetecía seguir leyendo. Cuando menos me lo esperaba me encontraba en la cima, enamorada del estilo y de la historia. de repente estaba de nuevo descendiendo y mi interés y entusiasmo desaparecían de nuevo. Se me hizo eterno y cuando estaba llegando al final volví a sentir la magia que sentí al principio pero ya era demasiado tarde.

Llegué al punto final y un sentimiento de tristeza me atravesó. No sabía muy bien qué pensar, no sabía que es lo que había ocurrido. Solamente con el paso de los días me he dado cuenta de mi terrible error. A veces le doy demasiadas vueltas a algo del todo sencillo. No era un libro para mí y no pasa nada por decirlo. No me ha parecido malo, ni mucho menos, pero no he conseguido conectar, mi interés fue variando y no ha podido ser. No hay más.
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