Nunca voy al cine, de Enrique Vila Matas, pone en juego la idea del eterno retorno a un mundo burgués y acomodaticio, donde aparentemente, sólo aparentemente, no pasan cosas de mayor trascendencia que las rosas. Es indudable que Francis Scott Fitzgerald es la sombra auspiciadora de esta nouvelle a la manera de hollywood. Autocitación, reiteración obsesiva de una idea, la pasión de la escritura vuelven a esta trama que como las demás que escribe Vila Matas nunca deja de ser sumamente entretenida. Enhorabuena por nosotros sus lectores.
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