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2007. Eulalia está estudiando Magisterio. Debido a un olvido, le adjudican unas prácticas en un colegio de monjas. A ella, que nunca ha tenido nada que ver con la religión. A Lali, que ni siquiera conoce ninguna oración. A ella, que mira con suspicacia la manera que las monjas se adentran en la vida de los niños de cinco años. Pero no es un libro que hable de religión, más bien ese aspecto queda relegado a un segundo plano, lo que más destaca en su historia son las reflexiones, los niños que desearía proteger bajo sus alas, Lali habla de sexo sin tapujos, también del futuro, del pasado y de los miedos, de convertirse en algo que quizás uno no quiere, de las circunstancias de cada niño, de cómo los moldean para ser lo que los demás quieren y no lo que los niños desean. Entre las páginas y la vida de esta ficticia futura maestra he encontrado mucho más de lo que esperaba: la protagonista se pierde entre reflexiones, párrafos enteros de narración que fluyen solos, empapan la mente del lector con pensamientos en los que seguramente alguna vez te has parado a pensar, pero no a tanta profundidad, en el daño que los adultos pueden hacer al no querer comprender a los niños que están a su cargo: sea desde el papel de padre o maestro. de la corrupción en los colegios. Y también habla de la vida fuera de las paredes de un colegio, de los amigos que se quedan y de las personas que desaparecen, del dolor que dejan las ausencias y de la confusión de creer conocer a alguien. de las decepciones y del dolor quedo que produce darnos cuenta de cómo actuamos, de lo que no hacemos, de los futuros arrepentimientos. de tener a alguien o a algo que huele a hogar, una mascota, un peluche, una amistad duradera... «El evangelio» cuenta la vida de Lali, de sus semanas dentro de un colegio de monjas donde, al principio no termina de encajar, pero después le crece en el pecho la necesidad de cuidar a sus veinticinco enanitos, porque a veces no los comprenden, a veces les hacen daño y otras veces ni siquiera quieren entender que cada uno es especial a su manera. Nadie nace malo, es la vida y las circunstancias las que los modifican. Y siempre hay esperanza. |
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