El ritmo asesino

Roberto del Álamo, agente del Centro Nacional de Control de Riesgos Inmediatos ( CNCRI, agencia gubernamental secreta ) es el encargado de investigar varias muertes con cierto patrón similar y que resultan algo extrañas. Son una serie de suicidios de gente joven en la localidad de Simalarga y que están relacionados con la noche, las fiestas y las drogas.
Recabada la información, analizada y realizado el informe., Roberto llega a la conclusión de que lo que obliga a estos jóvenes a tomar la vía del suicido es una melodía musical que alguien introduce en las fiestas nocturnas que se organizan a menudo en la localidad.
El caso queda archivado porque sus superiores no terminan de quedar convencidos por sus argumentos por lo que el bueno de Roberto decide tomarse unos días de vacaciones en cierto modo obligado por su superior y sin decirle nada a su jefe, decide marchar a Simalarga para, de incognito, descubrir que está detrás de todas estas muertes y que intención tiene con ello.
Una sinopsis que me pareció muy potente, cargada de intriga y con elementos interesantes que podían contener bastante salsa para disfrutar de una historia en cierto modo original y que aunque se nos muestra inmediatamente qué mata a estos jóvenes, luego tiene bastantes giros y posibilidades de crear una trama que sorprenda al lector.
Como os digo, la historia tiene una pinta genial lo que ocurre es que a medida que vamos leyendo se va haciendo cuesta arriba porque lo que podría ser un thriller de ciencia ficción internacional, de estos que hacen una película taquillera, va perdiendo el interés debido en gran parte a su personaje. Un Roberto que en muchos momentos va como pollo sin cabeza por la trama, que no queda bien definido si es un agente especial o un simple analista venido a más. Se me ha ido haciendo bola el personaje con su flechazo amoroso, sus idas y venidas intentando pasar por un joven más dentro de las tribus de la noche y por supuesto por sus decisiones, que en la mayoría de los casos no he podido comprender.
Decir que la trama mantiene su intriga e invita a querer saber más de ella y de todo lo que está oculto y que el autor nos va desvelando a cuentagotas y a pesar de que a mitad de lectura, nos sorprende con un giro totalmente inesperado, es demasiado tarde porque para mi gusto, el personaje con sus reflexiones, sus inseguridades y sus diálogos ya me parecía un absurdo.
Creo que para ciertos lectores que les va la mezcla de géneros y la ficción en cierto modo bizarra puede llegarles a gustar. A mí el personaje no me ha convencido y ha arrastrado el resto de la lectura.

Puede un sonido a una frecuencia determinada influir en el subconsciente de algunas personas y convertirlas en suicidas y/o asesinos?

Roberto del Alamo agente del CNCRI, cree que sí: que la ola de suicidos que se están produciendo y que la policía clasifica como normales, esconden algo más y que todos están relacionados con la propagación de un ritmo mezclado con la música que puede hacer enloquecer a algunas personas hasta hacerlas perder el control.

Sin ningún tipo de apoyo decide, además de dar un giro a su vida, investigar directamente en el lugar de los hechos.
Comienza así una investigando en la que se encontrará sólo y que le hace caer en una espiral de música electrónica, fiestas ilegales, sonidos subliminales y drogas.
Pero la ciudad esconde algo más profundo y mientras Roberto va de fiesta en fiesta buscando pruebas, descubra algo mucho más primitivo y antiguo.

Con un lenguaje claro, directo y muy descriptivo el autor  a un ritmo de vértigo nos va narrando todo lo que sucede, lo que pasa por la cabeza del protagonista.... Hay momentos en los que parece que te encuentras dentro de la historia. La ambientación muy de los años 90 está bastante bien conseguida.

El personaje principal Roberto, se nos muestra cómo una persona normal, algo obsesivo (no puede dejar las cosas a medias, aunque él solo sea un agente de análisis de daños y no un agente de campo). Es cabezota y no duda en saltarse la ley para intentar demostrar que tiene razón,aunque para ello tenga que robar, mentir, tontear con las drogas...

Creo que es una novela que mezcla suspense con terror al estilo Lovecraftiano con un inicio más bien lento, un protagonista  que se obsesiona hasta rozar la locura, la narración desde el punto de vista del protagonista que hace que el lector se sienta en el centro de toda la acción y un final con un ente antiquísimo por medio creado una sensación indefinible que juega con otras dimensiones.

Pero, pese a que la, sinopsis prometía y que el planteamiento de un sonido subliminal que altere el subconsciente de las personas es una gran idea, tengo que decir que el desarrollo de la trama no ha conseguido engancharme y pese a, que se lee rápido, al final no tengo nada claro que es lo que sucedía realmente, ni cual ha sido la solución.
Con ésto, no quiero decir que sea un mal libro, sino que  yo, tal vez cuando leí la sinopsis, me esperaba el típico thriller y no he sabido conectar con él.

Con "El ritmo asesino", tengo sentimientos encontrados.
Nada más comenzar su lectura me ha atrapado entre sus páginas. La idea que un sonido provoque suicidios, o incluso asesinatos me ha parecido original a la par que curiosa. El planteamiento inicial, la investigación del agente Roberto del Álamo me ha gustado, y la lectura al principio de la novela me ha resultado entretenida y curiosa. Roberto era el único que creía en ese sonido que provocaba cambios en la gente, llegando por ejemplo a tirarse por la ventana para matarse. No había ningún signo más, un suicidio como otro cualquiera, pero Roberto no se dio por vencido y continúo investigando por su cuenta.
Decidió infiltrarse en el mundo de la noche, el mundo joven, de discotecas alcohol, drogas, y raves secretas y prohibidas.
En este aspecto cada vez me ha ido picando más el gusanillo de leer, de saber que provocaba ese sonido, ¿una persona?, ¿un grupo terrorista?, cada vez era todo más raro, pero seguíamos de la manos de Roberto investigando.
Pero, en torno a mitad del libro más o menos, se me ha ido atragantando su lectura. Cada vez me parecía que era más repetitivo, que no salíamos del círculo vicioso en el que estábamos, y que todo ocurría de una manera normal, por que sí, por que tenía que pasar para que la historia llegase a su final.
El final, me ha dejado totalmente fría. Es cómo que ha pasado por que de alguna manera había que acabar y ya. Además la parte del sonido proveniente de la tierra, de esa famosa Sima, me quería sonar algo. O bien de alguna película, o bien de algún otro libro. Finalmente no lo he sabido localizar (tampoco he investigado mucho la verdad), pero sigo teniendo esa sensación cuando pienso en ello.
Algo que tenemos que destacar, es que a lo largo del libro encontramos alguna ilustración, en blanco y negro. A mí me han gustado, son detalles que se agradecen ya que no suele ser algo típico.
Creo que es una pena, el libro tenía muy buena pinta con la sinopsis. Pero me esperaba más acción, más diferente, quizá más escenas de asesinatos, de investigación desde otro ámbito diferente al que el autor ha dado en esta ocasión. Más... algo.
Además la manera de escribir del autor no me desagrada del todo, por lo que puede que en otro libro le dé otra oportunidad.

Roberto del Álamo, un agente de control de riesgos, ve un nexo de unión entre varios casos de lo que parecen ser suicidios de jóvenes y decide investigar por su cuenta, trasladándose a la ciudad en la que han tenido lugar los hechos.

El libro empieza bien, pues el estilo del autor es directo y sencillo, lo que hace que te metas de lleno en la historia. Además, la premisa es muy interesante: un sonido apenas audible, oculto en la música, que provoca extraños comportamientos entre los jóvenes. Claramente se trata de un mensaje subliminal, pero ¿con qué fin?

Esta investigación lleva al protagonista, Roberto, a sumergirse en un ambiente de música electrónica, drogas, alcohol y jóvenes con personalidades y gustos que difieren mucho de los suyos. La ambientación de finales de los 90 es genial y el tema de la música me ha gustado mucho, pues se mencionan estilos y grupos muy variados.

Además, conforme se avanza en la trama, vamos descubriendo lo que hay detrás de ese sonido, algo que puede ser sobrenatural. Esa idea me resultó muy interesante y tenía ganas de seguir para descubrir la verdadera naturaleza del enigma. Pero el final me ha decepcionado bastante, creo que la novela tiene una parte intermedia demasiado extensa, que quizás puede resultar algo lenta y pesada, y un final extremadamente acelerado y, bajo mi punto de vista, con pocas explicaciones. En cuanto a los personajes, el protagonista es casi el único que importa, pues los secundarios son escasos y con poca relevancia. Tienen su «momento de gloria» y después desaparecen.

En resumen, creo que se trata de una historia interesante, con buenas ideas, pero que falla en el desarrollo y que, sin duda, pedía a gritos un final mucho más impactante.

Esta novela comienza bien, Roberto del Alamo, un agente analista de datos que colabora con la policía en un caso de "aparentes" suicidios, decide investigar por su cuenta, al ver que nadie apoya su teoría. En sus investigaciones Roberto averigua que un "sonido" metido de forma subliminal en canciones que se ponen en discotecas, hace que la gente se comporte de forma agresiva .....

Con esta premisa tan interesante comencé la novela, que tiene un ritmo ágil y una narrativa sencilla que hace que avances rápido en su lectura.

Pero, porque hay un pero si, hacia la mitad del libro más o menos, la trama deriva hacia elementos paranormales, y a mí me gustan los thrillers paranormales, pero esta trama no ha sido de mi gusto, no le he visto el sentido, ni la lógica a estos elementos paranormales, para mí, ha sido un despropósito.

En resumen, el libro me ha decepcionado, gracias a Babelio y Masa Crítica por darme la oportunidad de leer el libro.