Mientras el corazón late, mientras el cuerpo y el alma siguen juntos, no puedo admitir que cualquier criatura dotada de voluntad tiene necesidad de perder la esperanza en la vida.
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Mientras el corazón late, mientras el cuerpo y el alma siguen juntos, no puedo admitir que cualquier criatura dotada de voluntad tiene necesidad de perder la esperanza en la vida.
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Mientras el corazón palpite, en tanto que la carne viva, no admito que un ser dotado de voluntad se entregue a la desesperación.
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Cuando la ciencia ha hablado, tu debes es callar.
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¡Ah! ¡Mujeres jóvenes, corazones femeninos siempre incomprensibles! ¡Cuando no sois los seres mas tímidos de todos, sois los más valientes! La razón no ejerce sobre vosotros ningún imperio.
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Existe en la Tierra un límite para todas las ambiciones, y no se debe luchar en contra de lo imposible.
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El obstinado profesor Lidenbrock descifra un criptograma del alquimista Arne Saknussemm y llega a la conclusión de que es posible viajar al centro de la Tierra, Por el cráter de un volcán apagado desciende junto a su escéptico sobrino Axel, y Hans Bjelke, un imperturbable guía.
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-¡Cómo! ¿cree usted que existe algún medio de salvación? -Sí, por cierto. Mientras el corazón lata, mientras la carne palpite, no me explico que un ser dotado de voluntad se deje dominar por la desesperación. |
-¡Ah! -exclamó-; ¡conque la fatalidad me juega tales trastadas! ¡conque los elementos conspiraban contra mí! ¡conque el aire, el fuego y el agua combinan sus esfuerzos para oponerse a mi paso! Pues bien. ya se verá de lo que mi voluntad es capaz. ¡No cederé, no retrocederé una línea, y veremos quién puede más, si la Naturaleza o el hombre!
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-La ciencia, hijo mío, está llena de errores; pero de errores que conviene conocer, porque conducen poco a poco a la verdad.
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Cuando me vi, de esta suerte, lejos de todo socorro humano, incapaz de intentar nada para lograr mi salvación, pensé en la ayuda del cielo. Los recuerdos de la infancia, los de mi madre, a quien sólo conocí en la época de las caricias, acudieron a mi memoria. Recurrí a la oración, por muy pocos derechos que tuviese a ser escuchado por Dios, de quien me acordaba tan tarde, y le imploré con fervor.
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Julio Verne fue un escritor, poeta y dramaturgo...