Pues eso, hacía mucho tiempo que no encontraba una obra de teatro clásica que me enganchara más allá de lo cultural. Ay, Lope de mi corazón, qué bien escribías y cómo metías los enredos tan bien metidos…eso sí, no os engañéis, la obra no es de lectura fácil. Y es que a pesar de su brevedad y de tener una trama y unos personajes cojonudos, Lope se venía arribísima y creaba unos versos que hacían que las bragas volaran (literalmente, en su época y, espiritualmente, en la actualidad - que no buscamos aquí lo bizarro ni grimoso). Lo dicho, lo recomiendo al 100% porque es una auténtica pasada y tiene partes dignas de enmarcar. Además, cuando piensas que va a meter algo con calzador, descubres que se ha reído en tu cara y te ha metido triple giro. QUÉ MARAVILLA, SEÑORAS, QUÉ MARAVILLA. |