Qué maravilla de libro. Se lee en un santiamén porque no podemos soltarlo sin saber cómo se reversionan los distintos cuentos que ya conocemos y queremos que tengan finales diferentes identificándonos a la vez con sus protagonistas. Es una oda a la aceptación de una misma como mujer, y que no debería de llevar aparejado el adjetivo “empoderada” porque los hombres no lo necesitan para que se sobreentienda que son independientes y seguros de sí mismos. A través de varios relatos, cualquiera sin ser una niña de 10 años puede darse cuenta de que solo reflejan la realidad y más de una se sentirá identificada con muchas de las situaciones que narran, porque estos cuentos no tienen nada de ficción.
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