¡Mi querida, mi Solecito lindo! [...] Hay que desinfectar los cuartos en Tsárskoye, [...] ¿dónde viviremos? Lo pensaremos en cuanto regrese, que, espero, sea pronto. Mi cerebro descansa aquí, no hay ministros ni preguntas que exijan mi reflexión. Creo que eso me hace bien, pero solo para el cerebro. El corazón sufre por la distancia. ¡Odio la separación, sobre todo ahora! No estaré lejos por mucho tiempo [...] |