Mañana todavía

Y que clase de soñador era yo, si podía saberse, que se espantaba de que los sueños se hicieran realidad.

Para evitar odiarnos, no está permitido amarnos.

La humillación no era un fin es sí misma, sino un medio para enseñarme una lección.

... de repente se preguntaba si los móviles, producto de la imaginación humana, genial infección cargada cada vez de más funciones útiles, podían, contradictoriamente, estar separando al ser humano de la imaginación.

Los tiempos han cambiado, en la actualidad solo se trata de lograr hacer viral tu mensaje.

Qué triste es que el futuro no te dé esperanza, tan sólo miedo.