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ISBN : 6070750462
240 páginas
Editorial: Martinez Roca; México (16/01/2018)

Calificación promedio : 5/5 (sobre 1 calificaciones)
Resumen:
Francisco Villa, mejor conocido como Pancho Villa, uno de los protagonistas más famosos de la Revolución Mexicana, también fue un bandido. Este es un relato minucioso de esos 16 años que no habían sido, hasta ahora, difundidos.
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Críticas, Reseñas y Opiniones (1) Añadir una crítica
joseluispoetry
 03 October 2019
VILLA BANDOLERO, DE JESÚS VARGAS VALDEZ.
Villa bandolero”, de Jesús Vargas Valdez, historiador e investigador acucioso de la ciudad capital de nuestro estado grande, es, en efecto, una excelente crónica del Francisco Villa prerrevolucionario, es decir, de Doroteo Arango Arámbula, en un tiempo en el que cualquier hombre con tres dedos de frente podía, tarde o temprano, llegar a una misma consecuencia: o resignarse a seguir siendo un siervo, un aparcero, un paria del hacendado o convertirse en un rebelde.
La mayoría de los cronistas. Historiadores-novelistas o novelistas-historiadores del tema villista como Alberto Calzadías Barrera, Ramón Puente, Helidoro Olea Arias, Rafael F. Muñoz, Martin Luis Guzmán, entre otros, y los más recientes, Frederich Katz y Paco Ignacio Taibo II, han abundado sobre la etapa gloriosa del así metaforizado Centauro del Norte como guerrillero, pero el cabo suelto que significaba escribir, rescatar el origen, los comienzos de Doroteo Arango Arámbula, lo ha venido a atar, y fuertemente, con suma efectividad y contundencia Jesús Vargas Valdez con este libro.
Acompañar al autor en esta lectura épica, cuasifantástica, esta odisea del gran guerrillero norteño, para quien ama las raíces históricas, cuyas condiciones histórico-sociales de precariedad, todavía, ciento y diez años más tarde, siguen siendo muy parecidas, resulta algo sumamente entretenido, placentero. Jesús Vargas Valdez delimita en tres etapas la biografía de Francisco Villa, mismas que son: de 1878 a 1894, la infancia; de 1895 a 1910, el bandolero; y de 1911 a 1923, el revolucionario. Podemos vislumbrar en Francisco Villa, las etapas de una vida existencialista, pues cumple con los postulados que Jean Paul Sartre le otorga al existencialismo.
Doroteo Arango Arámbula fue un hombre que se hizo a sí mismo; fue un hombre que alcanzó una posición privilegiada dentro de nuestra verdad histórica nacional por sus propios méritos, por sus propios esfuerzos; fenómeno que en inglés es conocido como el “self made man”. de tal manera que la infancia de Doroteo Arango corresponde a esa realidad vivida mediante la angustia constante, pues se da cuenta de su fragilidad, experimentada ésta a través de la miseria, de la constante necesidad material, del mucho hacer para tan poco haber, mientras los hacendados lo poseen todo; a través de la angustia que lo empuja hasta el fondo de esa triste y deprimente realidad social que lo circunda, pero que corresponde no sólo a una región, sino a toda una nación doliente. Entonces se entra a una toma de conciencia de sí y a un nacimiento del deseo de libertad. Doroteo aún es el ser en sí, puesto que la realidad social se le ha impuesto, y lo inunda esa sensación de ser algo menos que nada.
La etapa del bandolero, la segunda, la que narra Vargas Valdez, es en la que su circunstancia social es más fuerte que su voluntad, comienza a moverse un tanto en libertad, se agita desde su interior, se rebela constantemente y lucha por transformar el medio que lo rodea, por cambiar el estado de cosas en el que, como miles de seres, ha nacido. Esta es la etapa del ser para sí. Comienza a hacer entonces lo que será; comienza a probar que el hombre es la medida de lo que realiza, empieza a construir su ser a partir del primer conjunto de sus actos. Doroteo Arango se transmuta en Francisco Villa, aquel otro bandolero que tejió una leyenda menor entre los salteadores de caminos, pero que el joven no duda en adjudicarse el nombre, prolongándolo en sí mismo. Entonces, bajo la acción de esta suplantación, de este pseudónimo, Doroteo Arango comienza a hacerse responsable de sus actos, responsable de sí mismo, de los demás, por eso es generoso y reparte lo que roba, nada atesora para sí y va creando una imagen que él elige, la imagen del hombre que habrá de saltar a la tercera etapa, la del revolucionario, en la cual ya se convierte en lo que ha hecho con lo que han hecho de él y en lo que le ha pasado. Comienza a trascenderse porque va más allá de su yo y sus circunstancias; rompe las barreras de su determinismo histórico-biogeográfico. Esta es una gran lección de vida, mucho mejor y más efectiva que muchos libros paja de autoayuda y de superación personal. Se convierte en la historia de un hombre que decidió enfrentarse con mucho arrojo a un destino adverso; decisión que lo llevaría a alcanzar las cumbres de una épica guerrera hasta llegar a convertirlo en una verdadera leyenda. Una leyenda es, en este caso, “un muerto que aún camina”, es decir, alguien que murió y sigue existiendo en el consciente colectivo, que despierta emociones contradictorias, odio y amor, simpatía y antipatía, etcétera, etcétera.
Con un lenguaje ameno, sencillo, exento de todo artificio y de toda clase de estridentismo, Jesús Vargas Valdez, en “Villa bandolero”, va clarificando para todos nosotros sus lectores, ese oscuro origen del que llegará a ser un general que tendrá bajo su mando a la poderosa división del norte, compuesta por nada menos que sesenta mil hombres. Jesús Vargas Valdez nos cuenta quiénes fueron los primeros mentores, entre ellos Ignacio Parra, discípulo directo de otro legendario bandido, Heraclio Bernal; mentores fundamentales para la adquisición de habilidades sorprendentes que serán las que, precisamente, lo destaquen de entre la multitud; cómo fue sorteando los riesgos de una ardua y peligrosa profesión indigna, la del ladrón de vacas y caballos y salteador de caminos en la cual, quienes la ejercían, no podrían envejecer con bonhomía, porque lógicamente, morían jóvenes en manos de la soldada federal o de los expertos tiradores de la temible acordada. Un excelente libro “Villa Bandolero” de Jesús Vargas Valdez, enhorabuena por todos nosotros sus lectores.
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Citas y frases (3) Añadir cita
joseluispoetryjoseluispoetry03 October 2019
En aquella sociedad de carácter rural, el abigeo reunía características físicas y mentales que lo hacían sobresalir del común de las personas: se trataba de individuos jóvenes, de gran resistencia física, expertos en el manejo de las armas y en la montura y con la capacidad de resistir, en las peores condiciones, las inclemencias del tiempo, además de estar dotados de una voluntad inquebrantable.
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joseluispoetryjoseluispoetry03 October 2019
Doroteo Arango dedicó la mitad de su vida, de 1894 a 1910, al abigeato, al bandolerismo: dieciséis años en los que había aprendido todo lo que se necesitaba para ser un buen guerrillero. Esa era su preparación cuando se presentó como Francisco Villa ante el jefe de la Revolución en Chihuahua, Abraham González, quien lo aceptó en el movimiento pese a conocer su pasado y su verdadera identidad.
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joseluispoetryjoseluispoetry03 October 2019
Los antecedentes del bandolero no se limpiaron con el triunfo revolucionario: el estigma lo acompañaría como una mancha indeleble, como un hierro candente.
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