Travesuras de la niña mala

Tenía como pendiente leer a Vargas Llosa puesto que es un autor reconocido y porque realmente tenía un interruptor genuino por su obra, a pesar de eso y de que no encontré algo desagradable en el libro no ha sido mi mejor experiencia, no lo odie pero me dio un poco lo mismo. El final me pareció adecuado para que de alguna manera se cerrara el ciclo, pero no sé siento que algo faltó.

El protagonista Ricardo Somocurcio, huérfano desde los 10 años, nos cuenta la historia de su vida y su enamoramiento a lo largo de tres décadas. Empieza la novela en los años 50, Ricardo es un joven peruano de buena posición y que sueña con vivir en París. Conoce a unas "chilenitas" y se enamora perdidamente de una de ellas, de Lily: "Yo de Lily me enamoré como un becerro, la forma más romántica de enamorarse". Ella jugará con él y con sus sentimientos, aparecerá y desaparecerá de su vida cuando quiera, sin avisar, a lo largo de los años y en distintos escenarios, en Lima primero, después al marchar a París la encontrará convertida en guerrillera, más tarde casada como Madame Arnoux, después en Londres como Mrs. Richardson, en Tokio será Kuriko y conoceremos su verdadero nombre Otilia y sus orígenes terminando el penúltimo capitulo.
Él la llamará cariñosamente "Niña mala" y ella a él "Niño bueno", y es que ella se portará muy mal con él y a pesar de todo el seguirá enamorado y perdonará una y otra vez sus "travesuras"; aunque intenta olvidarla siempre aparecerá casualmente cuando menos se lo espere y pondrá patas arriba su vida.
No es el tipo de novela que suelo leer, pero de vez en cuando hay que dar una oportunidad y probar lecturas distintas a nuestros gustos.
En Travesuras de la niña mala todo gira en torno a un amor y una relación un tanto peculiar, no sé si se puede decir que se trate de una novela romántica con algunas dosis de erotismo. Empieza un tanto lenta y me costó bastante acostumbrarme a una lectura que aunque mejora algo según avanza la historia no será una de las mejores del año. La protagonista me ha recordado a Madame Bovary, (novela leída y reseñada el año pasado), tal vez por la atracción por el lujo, la buena vida y su relación con los distintos hombres con los que busca salir de la monotonía. La niña mala es una mentirosa compulsiva, con un gran afán de protagonismo y aires de grandeza y como ella misma dice: "Yo nunca estaré contenta con lo que tenga. Siempre querré más". Cada uno de los capítulos se desarrolla en una ciudad distinta y ella aparecerá con una identidad nueva.
Los dos protagonistas son totalmente opuestos, uno es fiel y la otra infiel, él es conformista y ella es pura ambición y no repara en el daño que hace para lograr sus propósitos. El protagonista es demasiado bueno, se portará siempre bien con ella y cederá siempre a sus deseos, no sé si por amor o por obsesión. No me ha terminado de convencer tanto buenismo.

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Ricardo Somocurcio tiene un sueño alimentado desde su niñes, dejar su natal Lima para vivir en la París convulsa y siempre cambiante, la de las vanguardias, la que atrapa miradas y sueños de vagabundos e ilustrados, por suerte para él, es un sueño que vera cumplido muy joven, lo que no esperaba era que en el barrio en el que nació conocería a una mujer de múltiples caras, de diversos colores que junto con su sueño parisino marcarían su vida y se convertirían en los dos pilares de su vida, una estable, confiable, una constante, ella, una variable arrebatadora con el poder sobre su cuerpo y mente para cambiar sus propósitos y ánimos.
¿Recibimos el amor qué creemos merecer o buscamos tipos de amores que se adapten a nuestro propio constructo de amor? Amor romántico, deconstruido, de apego o libertino, en calma o traumatice, nuestro concepto de amor y romance cambian con el tiempo, cambian con nuestra experiencia y también con las condiciones de nuestra vida que no siempre son lo que se desea o espera, a veces somos presas de eternas variables que su propia inconstancia y volatilidad las convierte en constantes transformadoras; ese es el caso de Ricardito y su niña mala, una mujer sin un nombre real que va y viene por el mundo, mintiendo, gozando y sufriendo teniendo como único lugar de paz y sosiego los brazos y la habitación de Ricardo, un hombre demasiado bueno, demasiado promedio, demasiado gris para quedarse con él, pero el único que le brinda el amor que desea pero el ruido no le permite reconocer.
Una novela ágil, que retrata los grandes cambios en las grandes urbes europeas, una relación romántica muy alejada de los cánones del romanticismo, en la que el dolor y la mentira extrañamente a pesar de ser mayores logran equilibrar la balanza con el gozo. Una historia del amor en pareja, pero sobre todo una carta abierta de amor desbordante por la ciudad de París, ciudad amada por el autor.

Hay de caprichos a caprichos. Les pongo un ejemplo: de chico podemos obsesionarnos con tener cierto juguete y, si lo obtenemos, sentimos una cándida emoción. En este caso el capricho, obviamente, es algo inofensivo e inocente.
Empero, por otro lado, tenemos otros tipos de caprichos; unos que son mucho más tóxicos, enfermizos y devastadores. Caprichos que nos destruyen, ya sea de golpe o de un modo lento y doloroso. Pues, bien, dentro de estos caprichos se encuentran las obsesiones afectivas, las adicciones y las dependencias emocionales, que muchas veces confundimos con amor, como le ocurre al protagonista de la presente novela.

Ricardo es un peruano acomodado, que de niño conoce a una chiquilla que lo deslumbra, pero que aun desde aquella tierna edad lo comienza a hacer sufrir a razón de sus múltiples rechazos y desplantes.

Que sí, que al final Ricardo crece, se va a París y logra sacarse de la mente a ese amor infantil... Ay, pero el destino a veces es tan cruel, que allí se termina topando con su adorado tormento; y no solo allí, sino también en lugares tan dispares como Londres, Tokio y Madrid. Claro está que aquellos van a ser encuentros casuales, mas no por eso van a dejar de ser fatales para el pobre enamorado, quien siempre acabará herido y desconcertado por una mujer ambiciosa e imposible de atrapar.

Una historia de desamor que nos hará reflexionar acerca de la importancia de saber soltar a tiempo y de tener determinación para huir de lo que nos hace mal.

Una novela con un héroe débil y solitario, que cada vez terminará llorando por la ausencia de esa mujer que sin saber qué es lo quiere, escapa constantemente de sus brazos, pese a ser consciente de la tristeza que provoca con sus partidas.

Con un ritmo vertiginoso, pero con una escritura sencilla, este libro nos va a narrar algo que no es amor pero que en ocasiones se le parece, y que nos hará sufrir tanto o más que al mismísimo protagonista. Y, como telón de fondo, nos encontraremos con un contexto social y político del mundo en el siglo XX, ricamente descrito.

Una joyita imperdible.

Este libro cayó en mis manos hace bastantes años, creo que fue el primer año de instituto cuando lo leí.
En él viajamos de la mano de Ricardo, nuestro protagonista, el cuál nos relata su historia con la "niña mala". La historia en sí me a vuelto a enganchar como lo hizo en su día, recordaba bastantes cosas, pero tengo que reconocer que se me a echo pesado en ocasiones, sobretodo cuando se describe tanto los lugares.
En cambio la historia de "amor" si se puede llamar así que ocurre entre Ricardo y la niña mala es sorprendente, llamativa, en ocasiones incluso inverosímil. Una historia que nunca termina de acabar, que le da a Ricardo los peores y los mejores momentos de su vida, él está enamorado perdidamente y la niña mala juega con el amor de mil maneras.
Te habla también desde los años 50 hasta los 80 de ciudades como Lima, París, Londres y Madrid, de como evolucionan durante esos años, de la forma de vida, del MIR y la revolución, del moviendo hippie en los 70 en Londres...
Me ha gustado mucho más que la primera vez que lo leí.

*Dificultad/Difficulty: Sencillo/Simple
*Calificación/Score: Recomendable/Recommended
Esta novela rompe el canon narrativo usual de Vargas Llosa pues presenta una única historia de manera lineal que facilita la lectura y permite que la novela tenga un enfoque muy diferente al resto de sus obras. Aquí el único narrador es Ricardo Somorcucio y relata su “historia de amor” con la “niña mala”, quien de hecho se convierte en el personaje central de la novela. El joven peruano que en su adolescencia se enamora de una chilenita llamada Lily en su barrio de Miraflores sueña con vivir en París, y en la obra se narran sus años en distintas capitales del mundo (Lima, París, Londres, Tokio y Madrid), y los encuentros y desencuentros con la niña mala, quien presenta múltiples facetas que permiten construir una idea sobre su personalidad verdadera. En esta obra, Vargas se da la oportunidad de construir dos personajes muy a profundidad exhibiendo sus sentimientos, acciones y las razones por las que obran. Aunque la historia es bastante sencilla, está plagada de muy diversas situaciones que le dan diferentes matices y niveles a la relación de los protagonistas y hace que esta novela sea una muy recomendable obra del Nobel peruano y muy diferente a sus otros trabajos que en ningún momento pierde la fluidez y el interés del lector. Vargas exhibe una historia de “amor” nada romántica y bastante enfermiza, en realidad, llena de sordidez, conflictos, malentendidos y diferencias que muestran una realidad humana mucho más amplia que permite poner en tela de juicio la concepción propia del amor y las relaciones humanas.
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Hacía tiempo que no leía un libro tan entretenido, de esos que no se pueden soltar. La historia de amor es fantástica e insólita.
Un amor-pasión que va a durar más de 30 años entre un niño bueno que soñaba con vivir en Paris y una mujer camaleón, misteriosa y desprovista de escrúpulos de la cual el chico se va a enamorar casi para siempre.
Transcurre entre Lima y Paris con evocación permanente de lugares comunes.

Mi primer libro de Vargas Llosa y no será el último. Me ha gustado mucho. La historia comienza despacito, con tranquilidad, pero a medida que van pasando las páginas se va poniendo más y más interesante, hasta llegar a un final que me ha pillado por sorpresa. Ricardo es un personaje muy noble, me ha dado mucha pena que haya tenido que sufrir tanto. Otilia…(Lily, Kuriko…) ese es otro cantar, me ha desagradado mucho el comportamiento de esta mujer aunque no he podido dejar de sentir una gran tristeza por ella al final.