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Como dice el escritor argentino Patricio Prom, no podemos juzgar un libro por su autor y con esa idea nos sumergimos en la lectura de “Tiempos recios” de Mario Vargas Llosa. Es su mejor obra escrita luego de recibir el Premio Nobel en 2010, sé que eso no es mucho decir ya que ese período no es el más exquisito de su producción literaria. Tiempos recios es una “novela llena de mentira e invenciones”, mezcla de realidad y fantasía que nos demuestra que solo la realidad puede superar a la fantasía y más en esos países que solo pueden emerger del realismo mágico de la pluma de Gabo. Esa “historia que fantasea” es relato de la caída del presidente democrático de Guatemala, Jacobo Árbenz y la entronización del oscuro Coronel Castillo Armas, títere de los Estados Unidos. El único interés que perseguía esa intervención era defender los intereses particulares de la United Fruit adornados con la amenaza de que las medidas de Árbenz estaban entregando el país a la órbita de Moscú. Pinta el poder de los medios de comunicación para dar la debida justificación a un golpe de Estado. Dirá uno de sus personajes: “Muy poca gente sabe en Guatemala qué es el marxismo ni el comunismo, ni siquiera los cuatro gatos locos que se llaman comunistas…” pero el pecado de los presidentes democráticos de Guatemala, es “(que) su amor desmedido por la democracia representa una seria amenaza par al United Fruit..” No representa la renuncia al giro ideológico del escritor como queda claro al final de la obra, no es ésta una denuncia de la intervención de los Estados Unidos en la política de los gobiernos de su patio trasero sino de las desastrosas consecuencias para la contrarrevolución en tiempos de la Guerra Fría. Su pensamiento queda claro en las palabras de uno de sus personajes, el Doctor Arturo Borrero Lamas: “Lo único seguro es que Estados Unidos seguirá decidiendo por nosotros. Pero tal vez la alternativa sería peor. Quiero decir, que Moscú en vez de Washington organizaría nuestra vida. Cuando nos dejan libres, lo hacemos peor. Lo menos malo parecería ser que sigamos siendo esclavos.” No se denuncia que, a la caída de Árbenz, Guatemala, haya recaído en dictaduras sino el error estratégico de los Estados Unidos cuyos beneficios fueron inútiles y pasajeros, pues fortalecieron el “antinorteamericanismo” en toda América Latina, fortaleció los partidos marxistas y trotskistas. Pero, lo peor entrego a la joven revolución cubana a Moscú al asumir el comunismo, para defenderse de los Estados Unidos. Es una novela que reafirma el pensamiento de derecha conservadora de su autor pero que, simultáneamente, nos muestra los espurios intereses que defienden las potencias y la manipulación de la opinión de los ciudadanos que hacen los medios de comunicación. Pero deja muy claro que, a su parecer, el atraso de las naciones centroamericanas no es consecuencia del expolio de las empresas norteamericanas y las intervenciones de Washington para defenderlo sino la inestabilidad de creada por las guerrillas y los partidos marxistas. Aquellos que la lean espero que la disfruten como yo. |
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