En Mal paga el diablo, Vanegas explora lo más oscuro de la naturaleza humana, ávida siempre de dinero fácil y tan proclive a las adicciones y la autodestrucción. A través de los ojos de Laura Rincón, una bogotana dueña de una gran inteligencia, pero que sufre de ludopatía, y mediante una narrativa rápida y cruda, el autor se encarga de retratar una Bogotá hostil pero mágica y una versión urbana y desparpajada del demonio, ese ser tan fascinante al que todos, en mayor o menor medida, le tenemos miedo.
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