El silbido del arquero

Con una mezcla de realidad y leyenda y siempre fiándonos de lo que la literatura nos ha dejado a través de los siglos, Irene Vallejo revisiona la historia de Eneas y Elisa de Tiro. Ambos marcados por un destino trágico que les ha abocado a huir de sus respectivas patrias (Troya y Tiro) para forjar su propio reino.

Eneas y su gente recalan en la costa africana después de un naufragio, cuando surcaban los mares en busca de la tierra que según la profecía, estaría destinada a convertirse en la futura Roma. Exhaustos y hambrientos son capturados por los soldados de Elisa, de la incipiente ciudad de Cartago.

Partiendo de este punto se va desarrollando la acción en pequeños capítulos con los principales personajes como protagonistas. Así conoceremos la visión de Eneas, de la reina Elisa, su hermanastra bastarda Ana y de Eros con sus continuos intentos de propiciar la unión entre los dos cabecillas de ambos pueblos.

Las dudas de Eneas sobre el lugar elegido por la profecía, su relación con la reina cartaginesa, el afecto y cariño fraterno surgido entre Yulo(hijo de Eneas) y Ana y las tramas ocultas de los aspirantes a ocupar el trono de Cartago mediante la unión con su reina, son tratadas con una visión humana y terrenal donde se evidencian los miedos, dudas y temores ante cada decisión que puede marcar el destino de un pueblo.

Como acompañante a toda esta trama, encontramos a Virgilio con su problemático encargo por parte de Augusto de escribir siglos después una gran obra(la Eneida) a mayor honra de los hombres que propiciaron el nacimiento de lo que llegó a ser Roma. Según algunas fuentes tuvo muchas dudas y problemas al escribir la obra y habría dado orden de que fuera destruida a su muerte aunque por fortuna la obra pudo ser salvada llegando a ser con el tiempo uno de los grandes clásicos de la Historia.

Me ha gustado esta versión novelada de Irene Vallejo, aunque no al nivel de sus ensayos y artículos donde se mueve con soltura y maestría. Partía de unas expectativas muy altas después de leer el Infinito en un junco y el Manifiesto por la lectura y es posible que eso condicione de manera inconsciente mi juicio a la hora de valorar esta obra.