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Si hubiera espinas retoma el final de la segunda entrega. Donde nos encontramos con Cathy y Chris viviendo como un matrimonio y cuidan de los hijos de Catherine: Jory y Bart. Todo parece ir bien, hasta que una mansión es erguida justo a un lado y comienza ser habitada por una extraña anciana. ¿Lo secretos de Cathy y Chris podrían ser descubiertos? La historia que se presenta en Si hubiera espinas es mucho más llamativa que el anterior libro, y otro factor que funciona para hacer de la lectura más interesante es su narrativa puesto que es contada desde las perpectivas de Jory y Bart. Ambas formas muy diferentes entre sí debido a que son contrarias en cuanto a su pensamiento. A través de sus capítulos podemos ser testigos de cómo los hijos de Cathy irán descubriendo el pasado de sus padres e ver cómo sus personalidades se van trasnformando al avanzar la página. Nuevamente contamos con la crítica al fanatismo religioso, la moralidad social, entre otras temáticas que hemos visto en los dos anteriores títulos. Pese a superar por un poco a su predecesora, este título contiene fallas que podría hacer soltar el libro. Como es el caso de la personalidad monstruosa que desarrolla Bart quien mediante sus diálogos y sus acciones podrían desesperarte aunque su contraparte, Jory, logra que el libro consiga un poco de equilibrio. Y al igual que los anteriores títulos, sigue manteniendo escenas inverosímiles que podrían compararse a las telenovelas. Lo único rescatable es la narrativa, la trama principal y la pequeña historia que encontramos entre sus páginas sobre los abuelos de Cathy y Chris, cosa que nos hará despertar las ansias por querer leer Jardín Sombrío de una buena vez. |
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