"Si alguien me preguntara un día lo que intento comprender y descifrar con mis obsesivas anotaciones (...) o lo que pretendo con esta historia de la que formo parte, le diría que es una búsqueda continua de lo que significa 'hogar', y para quién. Qué es, qué era y qué podría ser en el futuro. A lo que debería añadir que para ello debo representar y evocar mi casa, su patología." Pocas instituciones hay más violentas que la familia, y este libro es una de las tantas pruebas de ello. Manon Uphoff elabora en este libro un retrato de la figura del padre, el patriarca, Henri Elias Henrikus Holbein, HEHH. Padrastro de dos niñas y padre de, al menos, otras dos, HEHH se erige como figura omnipotente en una casa que ni es un hogar, ni se le parece. En esa casa, HEHH hace y deshace a su antojo, y se cree dueño y señor de los cuerpos que viven bajo su techo. El patriarca ejerce su poder de forma vertical y violenta con todo lo que tiene a mano. En su figura se mezclan el horror con la cercanía, y bajo su mandato se disfraza de amor aquello que no son más que ab.usos. Detrás de HEHH se esconde el monstruo: el Minotauro que construye laberintos en la oscuridad. La autora nos habla de vivencias tan, tan dolorosas, que sólo es posible acercarse a ellas a través de metáforas, a través de un lenguaje que esquiva lo real. Palabras que nos guían a través del laberinto del Minotauro a tientas, mientras nos golpeamos contra las paredes y no somos capaces de distinguir lo que está arriba y lo que está abajo. Y luego está el silencio, ese silencio que lo envuelve todo. Ese silencio que permite al monstruo seguir atrapando víctimas en habitaciones lúgubres y terroríficas. El maldito silencio. Manon Uphoff ha escrito un libro lleno de sombras, porque solo mirando desde la oscuridad podemos ver lo que pasa en el infierno. En la oscuridad de una casa que dice llamarse hogar, pero que más bien es cárcel, castigo, horror, putrefacción. "Durante un tiempo, oía todas las cosas que sucedían en el cielo y la tierra; y también algunas cosas del infierno: - Papá, papá, ven a buscar al monstruo que me espera en la oscuridad, se esconde en el armario, se desliza por la pared. - ¡Los monstruos no existen, cariño, solo las personas de verdad y su imaginación desenfrenada!" "Caer es como volar", porque en ambos casos tu cuerpo se encuentra durante un tiempo suspendido en el vacío. Cuenta Uphoff que, cada vez que se ponía a escribir su historia, escuchaba en su cabeza: "¿Qué haces? Estás destruyendo la casa." Y es que al final se trataba de eso. de destruir la casa. + Leer más |