Estamos vivos de milagro, lo científico sería morirse ahora mismo.
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Estamos vivos de milagro, lo científico sería morirse ahora mismo.
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Yo escribo como si pedalease, huyendo siempre de algo.
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Solo encontré una verdad en la vida, hijo, y eras tú.
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Tu muerte, hijo, no ha ensombrecido el mundo. Ha sido un apagarse de luz en la luz. Y nosotros aquí, ensordecidos de tragedia, heridos de blancura, mortalmente vivos, diciéndote.
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Estoy oyendo crecer a mi hijo. Un hijo es la propia infancia recuperada, la pieza suelta del rompecabezas. Lo que no viví en mí lo vivo en él, lo que no recuerdo de mí es él. Él es el trozo que me faltaba de mi vida.
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En quienes está escrita la Historia es en los pobres. Todo puede leerse en ellos. Batallas, trabajos, sufrimientos. La historia de las enfermedades y la historia de los monumentos. Todo esta en el cuerpo de un obrero. Han movido el mundo. Han hilvanado en su pecho desnudo los fríos prehistóricos, las hambres medievales, la esclavitud romana, el esfuerzo gótico, la hoguera cursiva de las revoluciones, la geometría negra de las cárceles. Mira a un obrero.
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Quizá la literatura sea eso. Desaparecer en la escritura y reaparecer, gloriosamente, al ser leído.
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En el libro no hay nada. Todo lo pongo yo. Leer es crear. Lo activo, lo creativo, es leer, no escribir. De esos signos, de esa tipografía hormigueante y seca, mi imaginación levanta un mundo, un bosque, una idea, y continuamente salen volando pájaros de entre las páginas del libro.
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Los ojos nos descubren y nos encubren. Cuánto tiempo tarda un hombre en ser dueño de sus ojos, cuánto tiempo he tardado yo en habitar mis ojos, vivir en ellos, poblarlos. Porque generalmente huimos la región de los ojos, demasiado clara, y nos agazapamos en los sótanos del cuerpo. Hay que irse a vivir a los ojos como a lo alto de la claraboya, a las claras buhardillas de la casa, a los cielos del cuerpo. Estar en mis ojos para que se me vea y para ver. Instalarse en los ojos como en las estancias más soleadas del cuerpo.
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Respiro hondamente y el mundo me traspasa. Luego tristemente, se retira de mí.
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Marinero en tierra