Protege a tus hijas: 46

Libro que desconcierta la mayor parte del tiempo porque es como estar leyendo la idílica vida de cinco hermanas con unos padres que se salen de lo normal no enviando a sus hijas a ninguna escuela, y enseñándoles ellos y entre las hermanas diversas artes. Una especie de secta familiar de la que la hija que lo narra Morgan, no es consciente de nada hasta el final. El problema es que como lectora tu si que ves todo lo que hay todo el rato asi que te pasas medio libro enfadada con la narradora por no ser capaz de ver su realidad al tiempo que tu la estas viendo. Quiero pensar que la autora lo ha hecho con ese firme propósito y lo ha conseguido.

En cuanto al lenguaje narrativo de la autora me han sorprendido varias palabras que no se me adaptan a la época en que ha sido escrita la novela y me chirriaban cada vez que las leía. Entiendo que la autora las ha utilizado como parte del lenguaje adolescente de Morgan pero Morgan no es mucho mayor cuando termina la narración y ese lenguaje es cada vez menos utilizado. Palabras como “ahuecar el ala” “repatea” “la repera” no se si de verdad son vocablos utilizados a mediados del siglo pasado, pero a mi me han sacado de la lectura varias veces.También las palabras cariño resultan soporíferas y la palabra “besito” escuchada de boca de una mujer adulta hacia su padre me ha resultado sumamente infantil. ( Parte de lo que la autora quiso hacer seguramente) Por otro lado la narración es fluida y el humor de Morgan es sencillo, facilón despreocupado, frívolo… aunque a mi me haya costado ver, como se podía tomar con humor la situación tan grave que estaban viviendo. Supongo que la autora ha querido justamente eso que el lector vea una desgracia donde el personaje ve una vida normal. A mi eso me ha resultado difícil de digerir. No me gustan los personajes ingenuos aparentemente tontos. Ha habido capítulos tremendamente aburridos como el del juego de cricket, el de la catequesis y alguno más en el que la historia gira en torno a hacer comidas poner mesas quitar mesas y recoger vajillas y cuberterías… descripciones estéticas hay hasta aburrir porque para Morgan las descripciones y la imaginación de situaciones era muy importante pero en la lectura llegan a cansar.
Supongo que muy recomendable a las personas que se han leido a “mujercitas”, o a “orgullo y prejuicio” y les ha gustado, aunque este libro al final sea algo más interesante que los dos que he mencionado.