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Un nido de pesadillas parece un lugar lleno de peligros. El hogar perfecto en donde se originan todos aquellos males que nos atormentarán a la hora de irnos a la cama. Lisa Tuttle consigue en esta recopilación de relatos anidar en nuestra cabeza muchos de esos fantasmas que atormentan a los lectores pero, sobre todo, es capaz de reflejarlos partiendo de realidades que son mucho más aterradoras que cualquiera de las criaturas que pueblan cada una de estas pequeñas narraciones. Y es que cuando uno trata de encontrar un nexo que una las trece historias que contemplan este Nido de pesadillas tiene claro que la fragilidad de sus protagonistas y la pérdida de control de los que las rodea merece toda la atención. Una fragilidad muy alejada del concepto de debilidad, que lleva a los personajes que pueblan las narraciones a enfrentarse a sí mismas más que a los peligros que las rodean. Eso convierte estos relatos en auténticos dramas cotidianos con los que uno empatiza con facilidad, acercándonos a las historias desde esa cercanía que nos proporciona el haber experimentado en nuestras vidas el peso de la ruptura, del desapego, de la incomprensión, el abandono, la incertidumbre…todas las fracturas emocionales que nos envuelve en el torbellino de miedos que arrastra cualquier fracaso sentimental. Lisa Tuttle te lleva a esos pasadizos para después dejarte solo y aislado ante la oscuridad que tienes delante. Porque una vez te sientas desprotegido, sin nada ni nadie en donde poder apoyarte, cuando aparezca frente a ti los fantasmas que tanto temías a la hora de irte a la cama, es cuando el terror triunfa sobre la cordura. Trece relatos que te paralizan por dentro en donde navegan criaturas paganas, terroríficas deidades celtas, sangrientos profetas, laberintos irreales y toda serie de extraños seres sobrenaturales que se asocian a los auténticos terrores que paralizan al más valiente, su propia imaginación. Muchos de esos relatos son crueles y te despedazan por dentro. Es algo que siempre he admirado en los grandes autores de terror, su capacidad para el desconcierto, para dejarte sin palabras ante lo que acabas de leer. Y es que Tuttle no quiere que el lector disfrute de sus historias sino que las sienta y hará lo que considere necesario para que apartes la mirada del libro en más de una ocasión. Este nido de pesadillas está lleno de esas historias y merece ser aplaudido por conseguir plasmar en palabras lo que otros autores esconden entre litros de sangre. El auténtico terror anida en nuestra mente y espera agazapado a que bajes la guardia para estremecerte. |
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