No soy tu rosa ni tu tulipán

Yo muero por ti, te lo prometo

—No tengas miedo de la tormenta porque yo soy mucho peor que ella.

—Nos van a matar.
—Yo muero por ti, te lo prometo.

Iba a ser peor que cualquier madre con su zapatilla o chancla. El orden ahí solo tenía un nombre: Juan Villalobos.

—Disculpen, ¿ha entrado una mujer? Pelo largo, castaño, ojos claros, vestida con un pantalón tejano y una camiseta azul cielo.
Marie estuvo a punto de levantarse al escucharle. Casi parecía la definición que se le daba a un policía ante una desaparición y no una mujer que huía para no casarse con un lunático.

—¡Socorro! ¡Me quieren casar! —gritó con auténtico terror.

—Esto es como cuando te haces una foto de tu polla. Sí, la gran parte del tiempo está dormida, encogida y arrugada, pero se la haces cuando está en su máximo esplendor. Cuando está como el mástil de una bandera pirata.

-Creo que alguien te ha hecho el suficiente daño como para necesitar que otra persona te haga recordar lo hermosa que eres

-No puedes irte. Si te emborrachas en mi bar, duermes en mi cama y me amenazas con una sartén, mereces desayunar antes de volver al mundo.