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Crítica de Kansas


Kansas
20 July 2020
“Los padres son solo padres, no son nadie especial. Hay padres a los que hay que abandonar por el bien de uno mismo. Que no te engañen con el pretexto de que son tus padres”.

El titulo de esta novela hace mención al lugar al que se va a vivir la protagonista, una mujer recién separada junto a su hija de tres años. Cuando comienza la historia, ella y su marido del que se está separando, están buscando un apartamento; el marido es quién decide la separación, pero al mismo tiempo insiste en ayudarla a buscar un piso. Esta insistencia de su marido no es más que otra forma de querer ejercer el control, incluso estando separados, y por eso ella, que no está conforme con ninguno de los apartamentos que van viendo, finalmente decide buscar por si misma, y encuentra un piso con luz, con mucha luz: y es importante remarcar que lo encuentra sola, sin la ayuda de su marido, quizás su primera rebelión ya sola. Es un piso en la cuarta planta de un antiguo edificio de oficinas y rezuma luz por todos sus rincones. Más tarde y a medida que va avanzando la historia, comprobaremos que esa luz a veces brilla por su ausencia.

Es una novela cortita dividida en doce capitulos que por si solos podrían ser a su vez relatos independientes y no es raro, porque la autora los fue publicando mensualmente en una revista entre 1978 y 1979, cada capitulo dedicado a un mes, así hasta completar un año. La protagonista sin nombre nos cuenta sus experiencias a lo largo de un año, momentos, retazos de una vida, acompañada de su pequeña hija, mientras intenta ajustarse a esta nueva vida sola. No sé si es casualidad o no, porque no conozco tanto a las autoras japonesas, pero esta novela tiene en común con otras que he leido la forma en que retrata la maternidad, no idealiza nada, todo lo contrario a veces pudiera parecer que es una mala madre pero no, solo es una mujer real de carne y hueso, intentando criar a su hija sola. No es nada idílica, todo lo contrario. Aquí hay un continuo intento de la protagonista por encajar en su papel de madre y Yuko Tsushima describe esta maternidad como un camino lleno de espinas, porque ser madre la aisla del resto de las personas de su vida, y a su vez y en esta nueva vida, se obliga a si misma de no depender de nadie, ni siquiera de su madre. Es un camino duro y la autora nos la describe de una forma en que a veces no puedes empatizar con ella por la relación que tiene con su hija, amor y odio, esclavitud emocional, el estrés del día a día.

Es sobre todo una novela sobre la evolución y la transformación de una mujer, a la que la autora no le da nombre quizás como una forma de darnos a conocer lo insignificante que es en relación a la sociedad en la que vive. Y tiene que luchar continuamente para liberarse del control de los demás, que parecen no encajar el hecho de que una mujer sola pueda salir adelante, control tanto de su ex marido como de las maestras de la guarderia, como de sus amigos...

Después de terminarla se me ha quedado en la cabeza y es raro porque mientras la vas leyendo es melancólica y tranquila, y a priori parece que no te vaya a marcar mucho, pero es cierto que la narración de Yuko Tsushima va calando porque hemos sido testigos de la intimidad de una mujer, de sus inseguridades y de sus miedos, en continua lucha contra lo que se espera de ella. Aqui Yuko Tsushima ha creado una mujer compleja, de carne hueso, de esas que se te quedan en la memoria.

“Desde el principio mi hija se había mostrado entusiasmada con la idea de dormir lejos de mí. Era yo la que sentía cierta ansiedad al respecto y hubo varias ocasiones en que me eché a llorar dormida, soñando que perdía a mi hija en la ciudad".
Enlace: https://kansasbooks.blogspot..
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