Las raíces se convierten en algo primario, porque nos atornillan al mundo. Pero las raíces no dejan volar.
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Las raíces se convierten en algo primario, porque nos atornillan al mundo. Pero las raíces no dejan volar.
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Tiene ganas de estar sola, de caminar sola. Siente una especie de dolor en el pecho, intenso pero placentero. Es como si hubiera una herida, pero una herida leve, una marca en la piel que quieres acariciar, reconocer, disfrutarla por todo lo que significa para ti. Ahora que aún está, porque es posible que, pronto, desaparezca.
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El deseo trabaja como el viento. Sin esfuerzo aparente. Si encuentra las velas extendidas nos arrastrará a velocidad de vértigo. Si las puertas y contraventanas están cerradas, golpeará durante un rato en busca de las grietas o ranuras que le permitan filtrarse. El deseo asociado a un objeto de deseo nos condena a él. Pero hay otra forma de deseo, abstracta, desconcertante, que nos envuelve como un estado de ánimo. Anuncia que estamos listos para el deseo y sólo nos queda esperar, desplegadas las velas, que sople su viento. Es el deseo de desear.
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El deseo trabaja como el viento. Sin esfuerzo aparente. Si encuentra las velas extendidas nos arrastrará a la velocidad de vértigo. Si las puertas y contraventanas están cerradas, golpeará durante un rato en busca de las grietas o ranuras que le permitan filtrarse. El deseo asociado a un objeto de deseo nos condena a él. Pero hay otra forma de deseo, abstracta, desconcertante, que nos envuelve como un estado de ánimo. Anuncia que estamos listos para el deseo y sólo nos queda esperar, desplegadas las velas, que sople su viento. Es el deseo de desear.
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Participar de la indignación general es una forma de evasión.
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Se sentó con cierta desolación en el borde de la bañera y estudió su cuerpo desnudo. La vejez era una derrota difícil de tolerar. Un asco. La piel blanquecina trémula de frío. Los pechos fláccidos, perdido el vello. Las manchas en la piel, las manos artríticas. Las piernas huesudas como de enfermo, las pantorrillas, los antebrazos destensados, como si se hubieran soltado los cables que sostienen la piel tirante. Se acordó de esos cuadros que ha despreciado toda la vida, donde Dalí pinta el paso del tiempo como una viscosa materia que se derrite.
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Había leído por primera vez en su vida por el gusto de seguir una historia, de involucrarse en lo ajeno. Había vencido esa ansiedad que en otros intentos por leer siempre la arrastraba hacia sus propias preocupaciones.
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Como todo en la vida, sólo lo que puede salir mal merece la pena intentarse.
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Quien no ha perdido a quien quiere mientras le dice todo está bien, no pasa nada, no sabe lo que es el amor.
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Hay pasado por todas partes. El pasado está posado sobre nosotros como el polvo sobre los muebles. Hay pasado en el presente y hay pasado en el futuro. Impregnado, agarrado, diluido, difuminado, mezclado, empastado, desenfocado, Hay pasado en el recuerdo, en el gesto, en las frases por decir, en las soluciones. Hay pasado en la imaginación, que a veces es un proyector de experiencias vividas. Hay pasado en los pasos por dar, en la carrera por delante, en la mirada, en el cuento, en el invento, en los sabores. Las canciones están hechas de pasado. No hay canciones futuristas, es un arte sin ciencia ficción.
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¿En qué país se desarrolla la obra?