La cabaña del fin del mundo

Resulta complicado escribir una reseña de un libro cuyo disfrute se multiplica al no conocer nada de su argumento. Intentar de algún modo que el lector conozca esta historia en las mismas condiciones en las que la descubrí yo, con esa frescura que convierte cada una de las sorpresas de guión en un pequeño estremecimiento. Creo que tan solo es necesario conocer que todas las novelas de Paul Tremblay suelen aportar ideas frescas a argumentos ya muy manidos. En este caso, nos enfrenta al aislamiento de una familia en medio de una cabaña, con la claustrofobia que eso supone. Sobre todo al verse atrapados en esos parajes alejados de toda civilización por cuatro personajes cuyas intenciones son del todo desconocidas.
Con eso debería bastar para poder adentrarse en esta historia que, una vez superes su primer capítulo, te atrapará hasta dejarte sin aliento. Y es que los acontecimientos que sucederán a lo largo de sus 328 paginas no hacen sino incidir en una pregunta que te irá machacando la cabeza a cada palabra: ¿qué harías tú si te enfrentaras a una situación como esa?
Porque creo que ahí radica uno de los grandes aciertos de esta obra. Ahí y, sobre todo, en el muy acertado diseño de los personajes, que consigue que te identifiques de una manera natural con todo aquello que está pasando. Tremblay tiene esa capacidad para llevarte al lugar que quiere dándote pinceladas de la personalidad de cada uno de los integrantes de esta novela. Y no solo de la pareja protagonista, receptora de unos acontecimientos para los que no se encuentran preparados. ¿Quién lo estaría? Sino por que dedica el tiempo suficiente a todos el resto de secundarios, consiguiendo que veas una situación, un problema y, sobre todo, una auténtica pregunta filosófica desde varios puntos de vista. Claro está que para eso se aprovecha de una narración en primera persona en la que vemos el tormento continuo de cada uno de los personajes que aparecerán en esta historia, formando un puzzle sencillo de armar pero cuya imagen aterroriza nada más entenderla.
Hay pasajes en esta novela que consiguen estremecerte, darte un puntapié en el estómago, de esos que destruyen todas aquellas ideas que vas formando a lo largo de sus capítulos. Eso es todo un acierto en una novela como esta, que pretende durante su desarrollo que seas tú como lector el que se plantee la solución ante un conflicto cuyas consecuencias serán siempre tormentosas. Y es que, aun tras el cierre del libro, con uno de esos finales cuyo impacto va acorde a lo leído, el lector quedará tan desvalido como lo están cada uno de los integrantes de esta pequeña historia.
Habrá quien no vea en esta novela más que un puro divertimento sin mayores pretensiones de las que pasar un rato entretenido, como si eso fuera algo a denostar. Pero es que es eso y todo aquello que tú quieras otorgarle. Si consigues ponerte por un instante en la piel de cualquiera, digo bien, cualquiera de los protagonistas de esta historia...¿qué es lo que harías? Y, sobre todo...¿aceptarías las consecuencias de tus decisiones?