En fin, hay que convencerse de que al crear este mundo, el Señor necesitó de toda clase de gentes.
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En fin, hay que convencerse de que al crear este mundo, el Señor necesitó de toda clase de gentes.
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-Perdón, compadre, ¿qué es un museo? -¡Ah, eso...! Pues te diré, Macario, son grandes salas que en muchos países europeos tienen los gobiernos para exhibir todo lo que han robado de otros países o que han llevado como botín de guerra de los pueblos vencidos. En algunas naciones de América los tienen para que malos funcionarios tomen lo que les gusta y se lo llevan a su casa. Bruno Traven, Macario (trad. Rosa Elena Luján). Selector, Ciudad de México, 2003, p. 39. |
Como agua para chocolate