Cuentos atonales que se asoman al abismo. Mariana Travacio medita sobre la subjetividad con pulcritud narrativa. Descubre la doble fragilidad del dispositivo, del sujeto y del cuento. Hay límites borrosos entre la tranquilidad de lo cotidiano y la locura infernal. Por momentos se deja ver una seria meditación de psicólogo forense experimentado. Una intuición de entropía. Triste, pero luminosa. Sin embargo, la elaboración estética toma el control. Es un pasaje feliz que incrusta fugas poéticas. El laconismo es aplastante. La modulación del tiempo regula el pulso narrativo. Algunos cuentos miran lo siniestro con sosiego en frases que se permiten proliferar. Otros respiran frases cortas de pánico. Más lejos o más cerca, ronda la muerte. Quizás sea por el hipercontrol obligado del cuento como formato que gana la mesura sobre la potencia dionisíaca que se vuelve paradójicamente tímida. Quizás sea por alguna forma de madurez que apacigua la tormenta. O por mimesis con ese terror gótico rioplatense que quiere ser un nuevo boom. Ojalá esta última hipótesis sea la más equivocada. Habrá que seguir leyendo a Travacio para descubrirlo.
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Relatos inteligentes e irónicos sobre mujeres que afrontan momentos de ruptura.
Después de sus aclamadas novelas Como si existiese el perdón y Quebrada, que la consolidaron como una de las escritoras más personales de las letras latinoamericanas actuales, Mariana Travacio nos revela en Me verás caer una nueva faceta de su original obra.
Relatos inteligentes e irónicos, protagonizados por mujeres que afrontan un momento de ruptura en sus vidas y anhelan desandar sus historias fallidas. Así, entre un pasado más luminoso y un futuro incierto, los personajes de estos cuentos, madres, hijas y amigas, transitan por el presente como equilibristas sobre la cuerda floja.
Un caudal subterráneo entrelaza estas historias y emerge al compás de la fuerza torrencial que distingue la escritura de Travacio.