El primer senador de Roma: Carthago delenda est

"Carthago delenda est" Cartago debe ser destruida.

Esta, y la que cerrará la reseña son frases que Marco Porcio Catón repitió hasta la saciedad en el senado de Roma.

Aquellos que leyeron la trilogía de Escipión el Africano, del valenciano Santiago Posteguillo, encontrarán en este libro a los descendientes.

Pero estilo y enfoque de Juan Torres Zalba es bien distinto.
El autor, sin renunciar a asedios ni batallas centra su obra en la política y en la decadencia de una república que siempre hizo aguas.

Senadores que buscan alcanzar el consulado, familias que crean alianzas para llegar al poder.
Zancadillas, difamaciones y puñaladas para poner siempre al frente de Roma al más inútil de todos.
Al menos capacitado.

La excelente novela tiene la virtud, de que sus partes más densas están claramente explicadas, y, por lo tanto, cualquier neófito pueda entender reglas y atajos de la política romana.

Además comienza como dios manda.
Con un funeral.
Y este será narrado con todo lujo de detalles dejando a mi voracidad, por una vez, satisfecha.
Otros creerán que es aburrido.

Hijas, nietos, adoptados y todos los que sobrevieron a Escipión el Africano deambulan por la novela mientras Cartago se desangra.

Por la presión de un Catón inconmensurable e incombustible, a pesar de sus más de 80 años.

Por un senado que impone condiciones cada vez más humillantes.

Por unos Numidas que ansían su territorio bajo el permiso de los italianos.

Y por la figura de un adoptado que emerge bajo los apellidos de dos grandes familias:
Escipión Emiliano. ¡Ahí es nada!
El gran "heroe" de las terceras guerras púnicas. Las definitivas.
Un personaje oscuro, codicioso, pero con la suficiente inteligencia y destreza militar para alcanzar sus objetivos personales en nombre del pueblo.
La Roma épica contra la más miserables. Ambas forman parte de un todo. Su imperio. Su gloria. Y los muertos que abonan los campos de su grandeza.

Ojo. Entre tanta serpiente de dientes afilados un niño crece.
Con fuertes valores.
Hijo de Cornelia Menor y Tiberio Sempronio. Nieto, por tanto, del Africano.
El joven Graco.

Excelente trabajo de documentación con una interpretación inmejorable de los éxitos y vergüenzas de una Roma tan eterna como corrupta.

Una novela que va de menos a más y que nos propone un imperio mucho más real del que siquiera, imaginábamos.
Brillante.

"Por lo demás, opino que Cartago debe ser destruida"

Marco Porcio Catón (Catón el viejo)

Hace treinta años desde la caída de Cartago a manos de Escipión el Africano, pero parece ser que para Roma esto no es suficiente, especialmente, para un inigualable Catón de 80 años que está empeñado a no morir sin ver a Cartago completamente devastada. Pero la profecía lo tiene claro, solo un descendiente de Escipión podrá acabar con Cartago.
La novela nos va narrando los hechos que dieron lugar a lo que se conocerá como la tercera guerra púnica. Nos cuenta tanto las circunstancias políticas cómo las traiciones y batallas que tanto gustaban en el Imperio Romano.
La novela me ha resultado a pesar de su extensión bastante entretenida. Hay detrás de la novela un buen trabajo de investigación así cómo una buena capacidad de plasmar los hechos ocurridos en el formato de novela histórica.
Las batallas están narradas de una manera sencilla para que el lector no pierda detalle y entienda lo ocurrido pero sin llegar a resultar demasiado pesadas. Creo que ha sido todo un acierto por su parte.
Quizás, en algún momento podría haber simplificado un poco más los diálogos políticos que a veces, me han resultado un poco largos y repetitivos.
Me hubiera gustado conocer un poco más de alguno de los personajes importantes ya que me ha dado un poco la sensación de que a lo largo del libro los ha ido preparando en apariencia para dar una magnífica sorpresa que no he tenido la sensación de que haya llegado.
Para todos aquellos conocedores de la historia de Publio Cornelio Escipión es una historia ideal para conocer más de cerca a su descendencia. Para mí especialmente encantada de haberme acercado un poco más a Cornelia minor.
En general me ha parecido un buen libro que sin duda recomiendo a aquellos que como yo, amen las historias sobre el Imperio Romano.

He llegado a esta novela gracias a la opinión de Rafa y la comparto. ¡Es un novelón!

Torres Zalba nos sitúa en una Roma que, confiada y próspera, está perdiendo el sentimiento patriótico, su belicismo y su ambición. Lo que preocupa sobremanera a Caton que observa cómo Cartago prospera a un ritmo desenfrenado.

Tras pensarlo con detenimiento, el viejo Caton encuentra la fórmula para que su amada Roma continúe siendo temida y respetada por el mundo. ¿Y qué solución encuentra? Según sus propias palabras: «Por lo demás, opino que Cartago debe ser destruida»

Y así comienza la tercera guerra púnica y esta novela donde el autor nos envuelve en la ciudad de Roma, nos detalla sus costumbres, nos relata los pactos, traiciones, la manipulación de la plebe, el amor por el poder y la gloria, no tanto de Roma sino de los cónsules romanos.

Torres Zalba nos mete en plena contienda entre romanos y cartagineses con ritmo in crescendo que hace que no saques la nariz de las páginas del libro y, de fondo, nos presenta a un joven Tiberio Sempronio Graco, hijo de Cornelia Escipion.

Lo dicho anteriormente ¡un novelón con el que he disfrutado página tras página !

A nivel literario dejó el año 2022 con gran sabor de boca. ¡Feliz año!

Siempre hay una primera vez para todo y en el caso que nos ocupa es, precisamente, eso. Con "El primer senador de Roma" ha sido mi primera aproximación a la narrativa de Juan Torres Zalba, un autor al que no le perderé la pista.

"El primer senador de Roma" nos cuenta que después de, aproximadamente, treinta años desde que Escipión Africano acabó con Cartago todavía seguían las disputas entre Roma y Cartago, además sin contar las discrepancias reinantes dentro de cada ejército puesto que no todo el mundo quería lo mismo. Había gente que apostaba por la guerra y otras personas defendían que, para entenderse lo mejor es dialogar y tratar de llegar a acuerdos. En definitiva, en este aspecto creo que no hemos cambiado nada o sí hemos cambiado ha sido muy poco. No hay más que mirar la clase política que tenemos que va a ocupar sillones sin tener en cuenta para nada a los ciudadanos de a pie.

Volviendo a la novela tengo que decir que me ha costado un pelín más de lo habitual debido a la extensión, y eso que no pongo pegas en cuanto a la extensión de cada libro que leo. Notaba que era más de lo mismo pero, por suerte, ese pensamiento se iba enseguida y he podido disfrutar de la lectura.

Un aspecto que quiero resaltar es que los romanos, en cierto modo, era un grupo de gente bastante egoísta que hacía cualquier cosa para llegar a sus objetivos dejando de lado a la propia familia.