Presentes de un porvenir

¿Puede escribirse una opinión solo con frases extraídas de una obra?
Hay frases de libros que nos acompañan, inspiran y nos hacen reflexionar, incluso en ellas encontramos las respuestas a preguntas que nos atormentan. Porque no somos tan diferentes al resto de la humanidad. «Estoy enfadada con el mundo porque no todos son como yo…, y ni yo misma me entiendo», parece que no encajamos, pero somo un eslabón más de una larga cadena que intenta comprender cuál es la finalidad de esa unión en movimiento.
 

«Tengo días buenos y días malos. Y días para los que no existe una etiqueta».
 
«Esta mañana he mirado a la cara al pasado y le he dado las gracias por todo lo malo».
 

Creo que este es el principio de todo entendimiento, saber por qué somos cómo somos y perdonarnos de las decisiones que tomamos con la información y las circunstancias que tuvimos, porque, qué fácil es juzgarse veinte años más tarde, fácil e injusto. Tampoco podemos permitir que otros nos juzguen ni nos cuestiones.
 
«Es hermoso el desafío de reinventarse sin dejar de confiar».
 
                Somos dueños de nuestras emociones, y estas son el resultado de nuestro pensamientos y creencias, y tenemos el derecho a cambiar esto en cualquier momento, da igual que antes dijésemos blanco y ahora negro, tengo derecho a cambiar de decisión, de opinión y de principios y valores adquiridos, porque soy un ser en constante evolución y maduración, mis experiencias, buenas y malas, me enriquecen y me abren diferentes caminos, senderos y atajos, aunque digan que estos últimos nunca son buenos, a veces son la solución. Y si tomo un atajo, tengo derecho a no sentirme culpable, ni juzgada ni señalado o etiquetada.  
 
«A veces,
el primer error de un hijo
es de sus padres.
Y nadie se atreve a decirlo».
 
                A los anteriores versos, ni un solo "pero" puedo añadir por mucho que duela; lo único, no es fácil ser padre o madre, no es sencillo enseñar ni ser modelo de la vida, cuando eres un superviviente cargado de heridas parcheadas. Una pregunta que surge de la lectura, que se convierte en reflexión, ¿por qué hay personas que interpretan la felicidad como paz, tranquilidad, equilibrio o silencios compartidos? ¿Qué es ser feliz?
 
«Estoy bien, me rompo con tanta frecuencia
que recomponerme
se ha convertido en mi mayor habilidad».
 
Otra pregunta que me asalta. ¿Por qué encontramos alivio, cuando estamos atormentados, en limpiar nuestro hogar? ¿Cuánto limpiasteis durante el confinamiento? Limpiando, ordenando y tirando lo inservible, inconscientemente intentamos reequilibrarnos, empezamos algo que podemos controlar, el entorno más cercano, esto nos produce bienestar y cierta seguridad.
 
«He huido, a veces demasiado pronto,
otras, no he sabido marcharme
y algunas, he llegado demasiado tarde».
 



                Una obra para leer despacio para entender que muchas veces nos da miedo convertirnos en lo que no queremos, y esto nos hace actuar de forma forzada, hay una frase que la repito constantemente a mis hijos, «el camino que tomo para evitar mi destino, me lleva a él», pensadlo. «Deberías saber que daño todo lo que toco». «Desequilibro, tambaleo y precipito». «Callar. Asumir. Explotar. Rebatir».
 




                Y una reflexión que dejo abierta, aunque yo di respuesta, ¿por qué empezar por la primavera para acabar en el invierno? ¿Qué nos indica esto?
 
                Muy recomendable su lectura, pero despacio, analizando la profundidad de cada verso, reflexionando sobre nosotros mismos.
 

La vida es una rotación continua de estaciones en el alma. Las ilusiones de un nuevo florecimiento, el desbordamiento de la luz en nuestro pecho, el desprendimiento y la despedida, el frío y la oscuridad...

Estaciones atemporales y continuas que no siempre respetan el orden conocido, que alternan y permanecen o desaparecen a su antojo o, mejor dicho, al antojo de la vida y sus circunstancias.

En Presentes de un porvenir, Estefanía Toro nos regala un año de emociones. Cuatro bloques de sentimientos, de reflexiones, de episodios, de VIDA... Deja que de sus dedos y su corazón broten presentes que cualquiera puede haber vivido y que, lo más bonito e importante de este diario, seguramente viva de forma cíclica a lo largo de los años (tal vez no las mismas situaciones, pero sí las mismas emociones). Presentes que siempre serán provenir.

He disfrutado muchísimo de estos textos llenos de lírica, metáforas, símiles... para dar forma a realidades. Adoro el estilo la autora a quién ya seguía por redes sociales antes de adentrarme en su obra. Con este tipo de publicaciones se conecta o no se conecta, y yo con Estefanía he conectado desde el principio y estoy abocada a leer todo lo que quiera regalarnos.

En este libro nos encontramos ante una especie de diario en el que la autora, en forma de prosa poética, expresa sus sentimientos a través de las diferentes estaciones del año. El texto está perfectamente redactado y de él se pueden extraer numerosas citas; breves oraciones que nos invitan a reflexionar acerca de diferentes aspectos. A pesar de todo lo anterior, no he logrado hacer míos una parte importante de los textos, lo que no quiere decir que no pueda hacerlo en otro momento de mi vida. Supongo que es uno de esos libros que, en función del momento en el que lo leas, puedes empatizar más o menos con lo escrito.

El libro se divide en las siguientes partes: prólogo, introducción, cuatro partes (primavera, verano, otoño e invierno) y epílogo. Cada uno de los textos está encabezado por una hora en formato digital (entiendo que hace referencia a la hora en la que se escribió) y se inicia en una página independiente. En cuanto a la edición, la portada no me parece especialmente atractiva, creo que el libro esconde mucho más de lo que aparenta por su portada. Tengo que destacar que el inicio de cada estación está presidida por una página en color negro que, junto al título, recoge la imagen de un reloj. Además, el papel tiene un gramaje importante, lo que hace que aumente su presentación y valor. Por lo anterior, la edición es elegante y delicada, tanto como el texto que recoge.

En definitiva, es un libro para leer poco a poco y que admite varias relecturas. Una lectura que te hará atravesar las estaciones al igual que nos enfrentamos a sentimientos opuestos. Situaciones y sentimientos que nos hacen crecer y salir fortalecidos, aunque en esos momentos no les encontremos la razón de ser o existir.

Escucho ese "Instante de luz", que incluye Estefanía Toro en la banda sonora de Presentes de un porvenir (Hilatura Estudio Editorial, 2022), mientras repaso las notas, divididas en estaciones, que bailan al compás de la Melodía Westmister. La misma que vivía dentro del viejo reloj de pared de la casa de mis abuelos que, aunque haya desaparecido, continúa marcando los latidos de mi corazón cuando cruzo la primera página de un libro.

Nuestra existencia es un viaje. Hay jornadas lluviosas, de tormentas internas, y otras tan soleadas que agosto se agita entre las sábanas compartidas mientras, fuera, enero se muere de envidia. A veces, durante un tiempo, nos convulsiona el amor y nos dejamos llevar por la fantasía del «para siempre». Que bien puede durar diez años, ocho nietos o una temporada estival. Lo fundamental es sentirlo de manera generosa, sobre todo con uno mismo, gestionar las distancias, tratando no ahogarse en las despedidas. Y si las ausencias, o las demandas, son demasiado distintas, habrá que aceptar que ha llegado la hora de irse. Escuchar el sonido del reloj. Contener las lágrimas. Apretar los dientes. Saber cuándo marcharse es un arte.

Y siempre llega una nueva primavera. Se llenarán las terrazas. Invadirán el verde las margaritas. Ser capaz de mirarse al espejo, pedirse perdón, aceptarse, darse una nueva oportunidad y tomarla sin reservas. Sin rencores. Sin reproches. Porque una se sabe libre y hace mucho tiempo -desde antes de que comenzara nuestro tictac-, le sonreía a todo lo que había dejado atrás. Empezar de nuevo es la oportunidad de amar mejor, reír con mayor entrega, disfrutar de cada segundo, de cada canción. de cada recuerdo. Porque «el pasado es un lugar que solo hay que visitar para sacarle provecho».
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A veces, los libros llegan a ti como por casualidad, porque vienen a mostrarte algo o, simplemente, porque es el momento de leerlos.

Algo así me ha pasado con Estefanía. Es su tercer poemario, pero el primer libro suyo que leo.

"Presentes de un porvenir" es un diario atemporal de vida, una sucesión de estaciones y de instantes presentes que marcan un itinerario. de los momentos con más luz a la sombra que todos escondemos. de días buenos y no tan buenos, de añoranzas del pasado, de ansias e incertidumbre de futuro.

Estefanía consigue que te adentres en sus textos de manera sutil, como sin darte cuenta. Marcados con distintas horas, deberás saborearlos despacio, hasta que calen. Conectarás con más de un poema o alguna de sus líneas te llevará a ese lugar en el que tú también has estado...

Un libro que me deja gran regusto y con ganas de leer más de ella. Sin duda, lo recomiendo.