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«¿Por qué no? Puedo estar triste si quiero. No tienes por qué hacer nada para que se me pase. No debería pasárseme. Me da la pena que me tiene que dar y no me voy a ocultar la verdad solo porque duele». Esta novela es un viaje hacia la salvación, propia y ajena, una búsqueda del perdón ante la culpa que el ser humano carga, del poco sentido que la vida parece tener cuando se cree todo perdido. Es justo lo que le sucede a Frank, el protagonista de la historia, un combatiente en la guerra de Corea que decide volver a Georgia para salvar a su hermana de una sociedad que no la trata como se merece. Morrison no construye esta novela de manera lineal, por lo que también el lector debe emprender su propio viaje para ir reconstruyendo las piezas del puzzle que va trazando a través de la narración. Mediante una voz narradora protagonista vamos conociendo la vida de cada personaje y cómo influye directa o indirectamente en los motivos que Frank tiene para regresar a su ciudad. Desde lo más bajo es de donde parte esta historia: una familia totalmente desestructurada y marginal. Este es el contexto en el que el odio y el desprecio se abren paso, pero no solo proceden de la sociedad que los mira por encima del hombro, sino que también los siembran los propios familiares en el hogar. El ambiente que Toni Morrison retrata aquí resulta inquietante. El hogar, entendido como un espacio seguro y acogedor, se convierte aquí en una zona de conflicto donde las heridas brotan a cada momento. Volver es un vivo retrato de la crueldad que actualmente se sigue dando en las zonas más marginales, en las familias racializadas que apenas tienen recursos y sufren en su propia piel el desamparo y la angustia de un futuro incierto. Volver es un punto de inflexión. |
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