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3.75/5 Sobre el libro: El mundo de Victoria se tambalea cuando su novio de toda la adolescencia le pide un tiempo, y en medio de un ataque de ansiedad entra en el baño de un bar, encuentra una cuchilla y se daña más de lo que había pensado. Cuando se despierta, está internada en un hospital. El mismo hospital en el que la habían internado un par de años antes. El mismo hospital que ella considera una cárcel, en el que la vigilan para que coma, controlan que no baje de peso, y en el que conoció a todas esas chicas que son tan frágiles como ella. Nadie la entiende. Victoria no quiere engordar. La anorexia afecta cada aspecto de su vida y la atormenta constantemente. Lo único que piensa cuando le dan el alta, es en poder adelgazar todo lo que quiera, y en hacerlo a escondidas de todos, principalmente de su hermana, con quien convive. Porque al fin y al cabo, nadie la entiende. Hasta que conoce a Kenji, el chico que la encontró en el baño del bar, y el que le salvó la vida. Ambos sufrieron mucho, pero su encontronazo cambiará la forma en que ven las cosas. Mi opinión: Es un libro bastante crudo y te abre bastante los ojos. El punto fuerte de la historia es como se aborda la enfermedad, y se nota que está escrito por una persona que vivió el trastorno en primera persona. Logra muy bien que entiendas cómo funciona la mente de la protagonista y deja muy en claro que la anorexia es en primer lugar un trastorno MENTAL, que luego tiene consecuencias físicas, y no al revés. La forma en que están escritos los pensamientos invasivos, bien directos y constantes, logró que entienda mucho más lo que es lidiar con esta enfermedad. El punto débil del libro creo que está en el romance. Aunque me gusta el personaje de Kenji, los diálogos muchas veces eran bastante poco realistas y algunas situaciones parecían un poco forzadas. Pero creo que para entender y comprender más lo que es vivir con anorexia (y dejando un poco de lado la historia de amor), el libro está bastante bien. |
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