El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes

Este ha sido, sin duda, uno de los libros más brutales que he leído este año.
El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes nos cuenta la historia de Aleksy, un chico que siente un profundo odio hacia su madre, aunque accede a pasar ese verano con ella en Francia. Es ahí donde su relación cambia y dónde sus vidas se transforman por completo.
Al principio me costó conectar con el protagonista: un chico violento, lleno de ira y odio, durísimo con su madre, con una infancia terrible. Pero poco a poco, la conexión se estableció cuanto más sabía de él, cuánto más él cambiaba. Es una novela plagada de imágenes increíblemente potentes y unos personajes intensos y reales que te arrastran a su universo y me dejaban sin aliento en muchas ocasiones.
Me encantó la forma fragmentada de la novela, cómo esta historia materno-filial sobre la falta de comunicación, las carencias afectivas, la vida y la muerte,  va desgranándose poco a poco y cómo hay muchos sucesos que se nos dejan entrever sin acabar de contárnoslo del todo.
Demoledor, impactante y de una belleza extrema, si aún no lo habéis leído, por favor, hacedlo. No os dejará indiferentes.