Lo que parece una historia simple de una familia campesina de Kenia se nos revela como un cántico al valor de la educación para superar la pobreza, a la importancia de la escuela para enseñar la diversidad y del desmoralizante poder de los conflictos para destrozar sueños y vidas. Dos hermanos uno con posibilidades de estudiar y el otro, de aprender un oficio, sin saber leer ni escribir, para pagar los estudios del primero y mantener a la familia; en el fondo, la pobreza y la exclusión que lo envuelven todo, el modo de vivir de los negros frente al de los blancos, los negros ricos que quieren vivir como los blancos y la tierra, el sentido de la tierra para los keniatas. Muy muy recomendable.
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