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Crítica de MisLecturas


MisLecturas
13 February 2022
La saga protagonizada por el comisario Franck Sharko lleva mucho tiempo en mi punto de mira, pero no ha sido hasta ahora cuando he podido hacerle un hueco, siguiendo el consejo de unas amigas que me instaban a ello antes de enfrentarme a la lectura de Latidos, la última publicación de esta serie. Os aclaro que El síndrome E es la tercera entrega, pero la primera en la que su personaje principal se cruza con el de Lucie Hennebelle, una teniente de la policía de Lille, una relación que continuará en las siguientes entregas. También hago un inciso para deciros que esta novela forma un díptico sobre la violencia junto a Gataca, su continuación, y hay que leer ambas sí o sí. Hoy os traigo mis impresiones sobre una novela que me ha sorprendido y ha sido toda una vibrante inmersión en las turbias aguas del thriller.

Grosso modo, la trama de El síndrome E gira en torno a la manera en que se extiende entre los individuos la violencia en nuestra sociedad contemporánea, a la manipulación de las imágenes y los secretos del cerebro humano. Una reflexión sobre el origen de la violencia ¿Es posible manipular la mente humana? ¿Tienen las imágenes subliminales el poder de inducir al crimen? Dicen que una cámara puede ser más peligrosa que un arma y esta novela lo confirmará.

Un extraño acontecimiento altera la rutina de la teniente Lucie Hennebelle cuando se encuentra atendiendo a una de sus gemelas en el hospital, ingresada por una deshidratación severa. Lucie recibe una llamada de auxilio de Ludovic Sénéchal, un ex novio que acaba de quedarse ciego tras visionar un cortometraje anónimo que compró al hijo de un cinéfilo coleccionista fallecido hace tan solo unos días. Nuestra protagonista no dudará en examinar la película y descubre que hay algo enigmático, incluso diabólico, tras lo que parece ser un film surrealista anónimo y sin sentido ninguno, con escenas violentas al estilo de las realizadas por Luis Buñuel y Salvador Dalí en El perro andaluz. Una película obra de un psicópata y de un genio, ambos reunidos en una misma mente maligna.

Al mismo tiempo, el comisario Franck Sharko, un psicólogo analista del comportamiento, se verá obligado a poner fin a sus vacaciones para trabajar en un caso complicado: los cadáveres de cinco hombres han sido exhumados cerca de las obras de un gaseoducto, en Rouen. Alguien se ha tomado demasiadas molestias para que las víctimas no puedan ser identificadas, ya que han sido salvajemente mutiladas y sus cráneos aserrados. La vida de nuestros dos protagonistas se acaban cruzando para investigar lo que parece formar parte de un mismo caso muy complejo, algo monstruoso.

Acción, tensión y un final de infarto es lo que nos vamos a encontrar en esta novela que te sumerge en los orígenes del mal. Desde el norte de Francia a Bélgica, pasando por El Cairo y Montreal, acompañaremos a sus protagonistas en una búsqueda agónica y espeluznante para identificar a la persona que está dejando este rastro de muertes tras de sí.

Franck Thilliez utiliza una prosa sencilla y clara, con abundancia de diálogos y predominio de un ritmo ágil gracias a la corta extensión de sus 61 capítulos, lo que posibilita que la lectura fluya sola. Su compleja trama, con bastantes planteamientos científicos o técnicas cinematográficas, que en un momento dado podrían ralentizar su lectura o incluso aburrir al lector, está correctamente planteada y desarrollada, logrando mantener la intriga en torno a lo que está sucediendo hasta los últimos capítulos, cuando conseguimos encajar todas las piezas de un complicado puzle de forma coherente y sin fisuras. Su intenso ritmo y la trama en constante movimiento estarán impulsados por la combinación de las diferentes líneas argumentales que refuerzan la tensión y la incertidumbre sobre los acontecimientos, porque desconocemos cuál es el nexo que une los cadáveres de Normandía con el cortometraje anónimo que ha dejado ciego al ex novio de Lucie.

Uno de los puntos fuertes de esta novela son sus complejos personajes, que van a brillar con luz propia. Dos son los protagonistas de esta novela: Sharko y Lucie. Ambos serán los encargados de desentrañar una maraña de misterios que parecen no tener solución. Intentarán componer una imagen de los acontecimientos, al igual que los arqueólogos apartan la tierra despacio y cuidadosamente, esperando dejar al descubierto alguna pista o signo revelador que les permita atar cabos e ir encajando las piezas de un complejo rompecabezas. Estos dos personajes principales están perfectamente planteados, sobre todo a nivel psicológico, haciéndolos muy cercanos e incluso permitiendo que podamos empatizar con ellos o al menos comprender su dolor. Conoceremos a Sharko cuando está pasando por uno de los peores momentos de su vida. Es un personaje introvertido, desfragmentado por unos trágicos hechos ocurridos a su familia en anteriores entregas. Presenta un cuadro agudo de esquizofrenia, con episodios paranoicos de persecución y visiones que le impiden llevar una vida relativamente normal. La teniente Lucie, dividida entre el amor por la familia y la pasión por su trabajo, es tozuda y puntillosa, difícil de controlar y con frecuencia tiende a saltarse las normas, pero los dos forman el tándem perfecto y lograrán salir adelante gracias al apoyo mutuo que se van a profesar.

En resumen, El síndrome E es un apasionante thriller policíaco cargado de tensión, donde se pone de relieve el funcionamiento del cerebro y hasta qué punto nuestra mente es manipulable. Una trama interesante y absorbente con profusión de golpes de efecto y giros argumentales, donde la verdad se irá revelando con cuenta gotas y en la que hay cabida para el dolor, la desesperación y la superación. Una novela de lectura fluida, en la que el magnetismo de la intriga es el elemento que prevalece, logrando atraparte desde su mismo prólogo, provocando angustia y ansiedad por ir imbricando poco a poco las piezas de un caso que desafía toda lógica. Una historia de violencia sin límite donde se incluyen algunas escenas que pueden resultar algo gore, porque sus descripciones son muy visuales, casi cinematográficas, con un final coherente y un último golpe de efecto completamente inesperado y absolutamente genial, que jamás hubiera podido imaginar, y que me dejó la mandíbula literalmente desencajada y en standby. Por eso os aconsejo que si tenéis pensado leerlo, tengáis a mano Gataca, la siguiente entrega.

Enlace: https://www.mislecturas.es/2..
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