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Crítica de Inquilinas_Netherfield


Inquilinas_Netherfield
28 November 2017
Hoy toca una detectives del siglo XX investigando un crimen del siglo XV desde la cama de un hospital sin pisar la calle. ¿Resultado? Una maravilla.

Hace poco os hablaba de mi pasión por la estirpe inglesa de los Tudor, pero os decía que en general, me apasionaba la historia de Inglaterra. Los Tudor, dentro de lo interesante que fue su reinado, es una parte sencilla de la historia. Salvo las idas y venidas de católicos y protestantes en el trono (¿para cuándo un libro dedicado a mi adorada e injustamente olvidada Jane Grey?), y la aparición en escena de María Estuardo y su rivalidad con su prima Isabel, digamos que esta parte de la historia inglesa es bastante lineal.

Pero no se puede decir lo mismo de la situación en Inglaterra antes de que Enrique VII, el primer Tudor, llegase al trono. A finales del siglo XIV la Casa de Plantagenet llegó a su fin, comenzó la guerra de las Dos Rosas que enfrentaba a dos de sus ramas, los York y los Lancaster... y fue entonces cuando vino al mundo Ricardo III, ese personaje histórico lleno de enigmas, de preguntas sin resolver, que ha pasado a la historia como un asesino de niños, que es defenestrado por los propios ingleses hasta el día de hoy, que fue vapuleado por Shakespeare en su obra del mismo nombre... pero que, aun así, sigue siendo un desconocido, porque muchas cosas no cuadran en sus dos escasos años de reinado.

¿Quién fue Ricardo III? ¿Por qué hizo lo que hizo, o lo que dicen que hizo? ¿Por qué pasó de ser una persona adorada por su familia y los ingleses, a ser odiado por sus supuestos crímenes? ¿Realmente se convirtió en el monstruo que dicen llegó a ser? ¿Mató a sus dos sobrinos, dos niños, los hijos de su hermano, para quitarse posibles contrincantes al trono?

Vosotros diréis que a qué viene este rollo histórico. Pues viene a que esta novela, la cuarta protagonizada por el inspector Alan Grant, es una historia de detectives muy, muy especial. Tan especial, que está considerada la mejor de su género. Sí, tenemos trama policial y buscamos a un asesino. Y sí, tenemos asesinatos, crímenes, complots, traiciones, pistas falsas, grandes personajes, mentiras, verdades, misterios, rencores, falsos testimonios... pero ocurridos hace más de 500 años. Cómo me gusta irme p'atrás en el tiempo... los ojos me hacen chiribitas de la emoción :)

El inspector Grant es un detective convaleciente en la cama de un hospital, aburrido hasta el infinito y más allá, y que se considera un experto en el estudio de los rostros. Una amiga suya, Marta, le lleva retratos y fotografías de personajes históricos, hombres, mujeres, niños, para que se entretenga estudiándolos e intentando adivinar su carácter. Pero uno, solamente uno de esos retratos, llama verdaderamente su atención, y decide resolver un enigma que hace cinco siglos que espera a ser resuelto: el de Ricardo III, rey de Inglaterra y señor de Irlanda, aquel que amaba a su hermano, Eduardo IV, y al que fue fiel hasta su muerte, pero que después se obsesionó con acceder al trono y comenzó a cometer barbaridades... supuestamente. Si para ello tenía que decapitar consejeros, tirar el nombre de su madre por los suelos, encerrar a sus dos sobrinos en la Torre de Londres y luego matarlos, lo hizo... una vez más, supuestamente.

En una sola palabra, fascinante. Grant, pidiendo favores a las enfermeras (geniales los apodos que les pone), a sus amigos, a un becario que le agencian del British Museum (y que será determinante en la investigación, porque acudirá a todos los sitios donde él no puede acudir al estar postrado en la cama además de servirle de contrapunto en todas las teorías), empieza a recopilar, amontonar, leer sin parar, libro de Historia tras libro de Historia, intentando desenredar la madeja de lo que era verdad y lo que era mentira, de lo que se omitía y lo que se exageraba, dónde estaban implicadas animadversiones personales por parte del historiador de turno y dónde el historiador de turno lo que hacía era simplemente no mojarse, hablar de oídas o repetir rumores de portería (Tomás Moro queda a la altura del betún).

Y así, apartando la morralla, desenmascarando las mentiras, tirando de hilos imperceptibles, poco a poco va apareciendo ante nuestros ojos un Ricardo III desconocido, un Ricardo III que, como pasa con muchos personajes históricos, solo conocemos por lo que nos han querido contar. Y la Historia muchas veces está escrita por los vencedores, por los que tenian intereses ocultos, por los que decidían lo que debía pasar a la posteridad. Esto ha sido así desde que el mundo es mundo y desde que el devenir de la historia se plasma por escrito.

¿Mató realmente a sus sobrinos y los emparedó entre los muros de piedra? ¿Por qué? ¿De verdad le tenía tanto miedo la familia de su hermano? ¿De verdad estaba tan desesperado por acceder al trono? La verdad es la hija del tiempo. de este proverbio antiguo procede el título de la novela, y me parece maravilloso. Solo el tiempo, y no siempre, suele poner las cosas en su sitio, y desde la misma portada ya sabes lo que la autora quiere contarte: la verdad.

Y esto me lleva a explicaros una de las razones fundamentales por las que me ha fascinado este libro: porque me ha hecho admirar profundamente, más todavía, a su autora, Josephine Tey. Esta investigación no es una investigación ficticia. No ha cogido a su detective, ha inventado un caso para él, y lo ha resulto conforme a ella le ha parecido conveniente. No, es una pesquisa real sobre un personaje real, desglosada a base de libros reales de Historia, de investigación de campo, de desenmascarar a aquellos personajes involucrados, sus intereses, lo que hacía cada miembro de la familia en aquel momento, cómo eso cuadraba con lo que luego se contaba en los libros... Es un trabajo de investigación por parte de la autora de esos que te dejan con la boca abierta, un libro de ensayo histórico camuflado, de manera brillante, en una novela policíaca admirable y muy, muy entretenida. Ella, solo ella, es la detective de esta historia. Ella, y solo ella, desenmascara la gran mentira de Ricardo III, y solo le da la palabra a Alan Grant para contárselo al lector... ¿o no? ¿O es todo mentira y nos retrata solo el cuadro que ella quiere?

Sobre esto último, supongo que quienes pueden hablar con conocimiento de causa son los historiadores. Yo, apasionada entusiasta de la materia (pero profana), teniendo en cuenta que desglosa con todo lujo de detalles la bibliografía utilizada (bibliografía que tira por los suelos en su mayor parte, dicho sea de paso), creo que es muy plausible todo lo que cuenta. Y vale, lo admito, soy del bando pro-Ricardo, y nunca he creído que matase a sus sobrinos, así que conmigo lo ha tenido fácil. Siempre he estado de parte de los historiadores que apuntan hacia otro culpable, el mismo hacia el que se apunta en este libro... porque sí, como en toda novela de detectives, se llega al descubrimiento del asesino (y que no os digo cuál es porque esto sigue siendo, al fin y al cabo, una investigación policial aunque nuestro detective no abandone la cama, y tendréis que leer el libro para enteraros). Quizás por eso me ha fascinado tanto la historia, porque algo que yo veía muy difícil demostrar, se demuestra que sí sería verificable y posible históricamente hablando.

Una cosa que me ha sorprendido mucho. al menos en aquella época (la novela fue escrita a principios de los años 50), según nos quiere dar a entender la autora, los ingleses de a pie no solo estudiaban Historia... la aprendían, formaba parte de sus conocimientos. La almacenaban. Todo el mundo a quien el inspector Grant le muestra la foto o le habla sobre el tema, sabía quién era Ricardo III, lo recordaba de sus libros del colegio, y sabía que se le acusaba de matar a sus sobrinos, sabía cómo supuestamente habían muerto los niños, sabía incluso a quién se le había enconmendado el asesinato. Y todos, todos tenía su opinión sobre este rey: malvado, vil, asesino. Algo así me resulta impensable por estos lares. Llamadme descreída.

En fin, que nunca es tarde si la dicha es buena, y esta ha sido buenísima no, lo siguiente. He tardado mucho, muchísimo, en leer este libro porque soy un desastre en general y tengo demasiado pendiente esperando. Pero es una joyita para quien le interese una novela de detectives especial y diferente, además de una buena investigación histórica en general. de verdad, una joya. Y encima con la pluma de una escritora como Josephine Tey, que hace fácil lo difícil, y que da gusto leer. La sencillez con la que describe la guerra de las Dos Rosas, la simplicidad con la que nos sitúa en un abrir y cerrar de ojos en la Inglaterra del siglo XV... En escasas páginas resume un conflicto, unas familias, una época de una manera diáfana y sin artificios. Muy fan.

Termino (oigo los suspiros de alivio). Para quien le interese toda esta temática, en cuestión de series y películas hay donde escoger (la mayor o menor verosimilitud histórica de cada producción ya es otra cosa). Por poner solo unos ejemplos, desde la adaptación de la obra de Shakespeare al cine de la mano de sir Laurence Olivier, hasta un documental maravilloso que guardo como oro en paño desde que salió en el que al Pacino deconstruye la obra del propio bardo, llamado Looking for Richard. En cuestión de miniseries tenemos The White Queen, adaptación de la novela de Philippa Gregory, nos lleva a la época de la guerra de las Dos Rosas, con Ricardo todavía como hermano del rey, Eduardo IV. Incluso hay una película británica de 2005 muy desconocida por estos lares pero que también atesoro hace años, titulada Princes in the Tower y basada en hechos reales, en la que se cuenta cómo apareció un hombre que decía ser uno de los dos niños que Ricardo III encerró en la Torre, dieciséis años después de su supuesta muerte.

Ale, os dejo material para investigar, ver y disfrutar. Haced el favor de leer el libro quiénes no lo hayáis hecho. Y como hoy estoy que lo tiro, os informo que la editorial Hoja de Lata sacó a principios de verano otra novela de la serie de Alan Grant, El caso de Betty Kane. Yo lo recibí como regalito de cumple, así que espera a buen recaudo en la estantería. A ver si cae este mismo año :)
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