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Aquí vamos a conocer a Lion, un músico dulce y carismático, aunque algo huraño ya que vive en su cabaña, alejado de la civilización, aprendiendo a vivir sin que la música le hable y sin saber que hacer mas allá de ella, porque toda su vida, desde que tiene uso de razón, ha sido siempre la música. Y a Candace, o Candy, que es trabajadora, dulce, una persona de a pie con la que es fácil sentirse identificada, con muchas cosas que contar y enseñar, y adora la Navidad… y eso es, precisamente, lo que la lleva a verse obligada, en su trabajo, a ir en busca del famoso cantante para obligarle a escribir un villancico en tiempo récord. ¿Tarea fácil? No ¿Imposible? Bueno, la Navidad hace milagros… lo que pasa es que es Noviembre… El libro combina el presente y mayormente el pasado, es decir, lo que ocurrió en esa cabaña. La autora ha conseguido transmitir la dulzura que se respira allí, la dulzura que trasmiten ellos a lo largo de los días, te hace sentir lo que ellos sienten, sentir que estas allí con ellos. Dona ha creado una atmósfera tan idílica y única a lo largo de toda la historia que no son necesarios prácticamente los personajes secundarios, aunque nos encontramos a unos secundarios maravillosos como la hija y la madre de Candy, y eso es de admirar ya que considero que es algo mucho mas difícil a la hora de escribir y de adentrar al lector. Por supuesto, especial mención a la música, tanto las canciones que todos podemos escuchar en unas escenas concretas y transportarnos allí, como todas las canciones que la autora ha creado para introducir los capítulos, me parece un trabajazo y algo muy especial. Para finalizar, la pluma de la autora, poco que añadir a todo lo mencionado antes, una pluma sencilla, que engancha y que ha creado una historia que te mantiene con los sentimientos a flor de piel y te deja enamorada de ellos, de esa cabaña de ensueño, de lo que construyen… y de la Navidad, aunque sea en Noviembre. Le doy 5/5 |
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