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"Siempre me gustado comparar la vida con un libro. Uno de los buenos, claro. de los que tienen frases marcadas, escenas que se te quedan grabadas, momentos que emocionan, capítulos que te estremecen y otros que lees en diagonal. Pero lo bonito es que, al terminarlo - sin importar cual sea el final- lo hagas sintiendo un dulce pellizco en el corazón y una sonrisa en los labios". Y así estoy yo ahora mismo, intentando despedirme de Daniel y Elis, y de una historia que, aunque parezca imposible, me ha llenado y partido el corazón a la vez. La historia está narrada en dos tiempos alternando pasado y presente. Es la historia de Elis, de un pasado perfecto bajo la sombra de un cerezo, del primer amor, de todas las primeras veces y del futuro soñado con una melodia francesa sonando de fondo. Un pasado que abandonó doce años atrás y que irrumpe en su presente cuando ya no puede cambiarlo. Pero también es la historia de Daniel, quien volvió a encontrarla cuando ya había dejado de esperar. Dos vidas separadas por una decisión y doce años de rencor, recuerdos felices y otros amargos, que colisionan en un presente demasiado doloroso para los dos. Dicen "Las historias bonitas sobreviven a todo". Si tienen razón, esta será eterna. |
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