InicioMis librosAñadir libros
Descubrir
LibrosAutoresLectoresCríticasCitasListasTest
>

Crítica de jumalo16


jumalo16
25 January 2022
Nada es una novela de la desmesura. Para definirlo de manera precisa tendré que ir a los orígenes de este, es decir, a la Antigua Grecia en donde se pronunció por primera vez el concepto de la hybris. Este concepto solía mencionarse para establecer un distanciamiento entre el dios Apolo con el dios Dionisio, y con sus respectivos cultos. El primero era conocido como el dios de la moderación, del orden y el legalismo; mientras el segundo atraía lo delirante y consigo la destitución del orden y la invocación del éxtasis (Mainardi, 2018). Así pues, la significación del término emana una separación considerable con lo moderado; lo que se entiende por usual.
Otra de las alusiones al término hybris en la Antigua Grecia es la transgresión por parte del hombre, los seres terrenales, de los límites que los dioses les imponían. Un relato clave para esta indicación es el del titán prometeo que, siendo amigo de los humanos, trajo el fuego para compartirlo con estos, provocando así un quebrantamiento a las imposiciones que los dioses le tenían. Puesto hybris es proveniente de Grecia se suele encontrar muchos relatos y actos de la vida social de la época que apuntan a la utilización del término. Entre muchos sobresale la hybris que en este caso es el efecto que le produce las ofensas de Agamenón a un personaje apasionado y excesivo como Aquiles en la Ilíada, trayendo consigo un desequilibrio en el compartimiento del guerrero; su ira.
El concepto de la hybris griega no se distancia de su traducción al castellano y de lo que ahora se entiende como desmesura. Lo desmesurado puede significar la calificación a aquel hecho u objeto que sobrepasa, con gran diferencia, la categoría de lo usual, de lo común, de lo aparentemente normal. Lo desmesurado se relaciona con lo excesivo, lo exagerado; aquel acto desmedido, carente de consideración y que desborda los límites (Espasa, 2003). Así pues, en el desarrollo de la argumentación, se justificará el ‘por qué' del adjetivo y junto a este el modelo de desmesura que le doy a la obra.
Siendo la novela Nada desmesurada, es necesario aclarar el tipo de desmesura que aborda la novela y al que estoy haciendo referencia. Lo desmesurado se puede emplear sin ninguna contrariedad a aquellas alusiones tanto virtuosas como, en el otro extremo, crueles. Es evidente que, al asignarle el adjetivo a la obra, el contenido de esta, su historia, deja muy claro a qué tipo de desmesura me referiré. Desde la introducción planteé la asignación que le hizo la misma autora a su obra: oscura, y es desde allí donde se advierte que lo desmesurado en la novela va encaminado hacia el lado perverso del vocablo.

Este carácter de desmesura se lo otorgo a la novela porque posee elementos en su material verbal, contenido y forma composicional que así lo confirman. Vamos a comenzar por su provocador título: Nada. La palabra nada denota ausencia ya sea de una cosa o persona, y cuando me refiero a cosa, esta puede ser tangible o no serlo. La nada es un extremo sin composición, un vacío desmesurado. Una novela con semejante título suscita impresión, interés por saber qué es lo que se esconde tras esas hojas. La autora de la novela, en un libro publicado en el 2015 llamado Todo, define la nada de la siguiente manera: “La nada es un lugar aterrador. Un lugar sin sentido, sin conexión con el verdadero ser humano, sin vida auténtica, sin amor real. Un lugar del que sólo es posible huir.”
Es en el primer capítulo donde se evidencia la especificación de la nada, es decir, el tipo de ausencia al que la historia dará tratamiento. Nos topamos con que su primera frase es un: “Nada importa. Hace mucho que lo sé. Así que no merece la pena hacer nada. Eso acabo de descubrirlo.” Es esta declaración la que rompe con cualquier determinación al significado de la palabra. Se puede decir que no tengo nada que me haga interesante, que nada me gusta de aquella persona, que no queremos saber nada de alguien, pero que nada importe ya de por sí es una afirmación desmedida. Más adelante, cuando damos cuenta que esa afirmación es expresada por un adolescente no mayor de catorce años, es cuando los indicios de una personalidad excesivamente distinta al resto van apareciendo. Un personaje que lleva al extremo lo absurdo del existir, y sus compañeros que tratan de persuadirlo de que hay algo que vale la pena.
La novela posee un lenguaje demasiado sencillo pese al tema tan complejo que aborda como lo es el vacío existencial, entrelazado con la nada. Un tema que a lo largo de los siglos ha sido pensado con vigor por los grandes filósofos y que aquí es un niño quien lo padece. Lo que supuestamente es un libro de literatura juvenil contiene, sin mesura, acontecimientos no fáciles de comprender ni de aceptar por el público. Su material verbal es muy llevadero, pues hace uso de pocos términos “elevados”, es la narración de una adolescente, por lo tanto, logra que sea cómodo el seguimiento de la historia.
Ratifico el carácter desmesurado con la transformación que se observa en los compañeros del joven Pierre Anthon y las consecuencias que esto trae. Si bien, al comienzo de la historia toda esta recolección de objetos con “significado” parecía un juego infantil (libros, guantes, zapatillas), es el destierro del ataúd, aquello que es conocido como profanación, lo que le da un giro descomunal a la historia. Son sólo jovencitos que buscan adecuar a su compañero para que vuelva a ser el mismo, y están dispuestos a realizar cualquier acción por desmesurada que sea para lograrlo: perder una inocencia, profanar, matar un perro, etc. La transformación es notable y más aterrador es la tranquilidad con que aceptan los desafíos. En la lectura me preguntaba si la verdadera finalidad sí era Pierre Anthon o se habían envuelto en un juego macabro y se divertían llevándolo a cabo. Una historia que carece de adultos; es un mundo de adolescentes con un comportamiento sin consideración alguna.
Los chicos con enorme esfuerzo terminan la construcción del significado, de aquello que da sentido a sus vidas y que les ha costado sacrificios sin límites. Eran algo, eran alguien, por tal razón su gran esfuerzo perdió valor cuando le estimaron precio monetario a su construcción. Y allí estaba el joven Pierre Anthon para recordarles lo absurdo que fue el impulso que ejecutaron. Es aquí donde el más evidente suceso de desmesura, y que marca la finalización de la historia, se da. La verdad es insoportable, la cruel verdad es difícil de tolerar, es por eso que nos entregamos a todo tipo de distracciones con el fin de evadirla; es por eso que los compañeros reaccionaron con la más extrema violencia ante la victoria de la verdad; es por eso que Pierre Anthon murió, así como muchos matamos la cruel veracidad que acecha a aquello que llamamos sentido de la existencia.
Con un lenguaje tan sencillo en la descripción de los hechos pareciera imposible que pudiese causar en el lector cierto grado de repugnancia. Lo logra, o al menos lo logró en mí. La narradora es testigo de hechos descomunales los cuales describe sin censura. Momentos como la arrancada del dedo al personaje Jan-Johan y el resultado de la paliza a Pierre Anthon, provocaron en mí una pausa a la lectura y cambiar inmediatamente esa imagen que se hacía en mi mente. El contenido tan preciso y exacto impactó en mí, dándole otro argumento más a lo desmesurado del contenido.
La historia también contiene oraciones fuera de la linealidad con que transcurren los hechos, son frases constantes situadas en cada capítulo y que su contenido se abalanza en un juego de extremos. Frases como: “Miedo, más miedo, muchísimo miedo; La victoria es dulce. La victoria existe. La victoria; ¡Algo! ¡Mucho! ¡Significado!; Poquito. Menos. Nada; Catorce. Adultos. Muertos.” Cada frase exalta lo más significativo del capítulo y podrían ser las constantes reiteraciones que se manifiestan en la mente de la protagonista y narradora, la sinceridad de sus sensaciones que encierra la amarga y enorme turbación de su sentido, producto de los “chillidos” de Pierre Anthon.
La novela es relativamente corta, aun así, su forma composicional es extremadamente amplia. Me refiero a sus veintiséis capítulos con contenido muy diminuto y en los que la mayoría son sucesos de un día que terminan para abrir paso a un nuevo capítulo y, por lo tanto, a otro día; a otro objeto significativo (similar a un diario, con una narradora que registra sucesos mentalmente). Llama la atención también el gran número de personajes presentados, casi uno por capítulo. Es sorprendente que esa gran cantidad de personajes intervengan cada uno con una acción, con un objeto, con una ideología diferente; con un significado único.
La autora de la novela Janne Teller. Además de considerar su obra “como oscura en algunos momentos”, menciona muy reiteradamente en una nota escrita, diez años después de la publicación, que “Nada ha sido siempre y en primer lugar un cuento”. Quizás por un mero capricho o una designación muy personal de ella denomina su trabajo como cuento, Sin embargo, teniendo en cuenta los estudios rigurosos de Mijail Bajtín, la obra contiene todas las características de una novela. Para Bajtín una novela, entre los abundantes rasgos y distinciones que le aportó al género, posee un carácter social y lingüístico. Esto se debe a la interacción recíproca de las lenguas nacionales. La novela fue escrita en el idioma danés, y fue traducida a muchos idiomas, lográndose con esto una interacción. El espacio en el que se sitúa la historia es en un barrio, posiblemente danés, llamado Tæring. Damos cuenta por su ligadura de las letras a y e, el plurilingüismo que la obra posee.
Se guarda la idea actualmente de que la principal diferenciación entre el cuento y la novela se debe a la extensión de cada una de estas formas narrativas. La novela caracterizada por su larga extensión, y el cuento, todo lo contrario, por ser corto y concluso. No gozo de las suficientes bases conceptuales para presentar una profusa disimilitud entre estas dos formas, sin embargo, he advertido en mi corta experiencia lectora un rasgo señalado por Bajtín que podría dar pie a la diferenciación. Si bien, en la novela, el héroe reúne rasgos tanto positivos como negativos, bajos, elevados, serios y cómicos; es la constante transformación de su conducta lo que marca, posiblemente, la división con el cuento y con su carácter de brevedad. En Nada prevalece, como ya lo destaqué anteriormente, la transformación de los personajes; su constante conversión, sus excesivos capítulos. Es por esta razón que la considero una novela.
Para concluir esta argumentación sobre la desmesura en la novela Nada, resalto un último elemento sustancial y a la vez reflexivo en su contenido o historia. Como dieron cuenta, es el contenido el que más abarca la adjudicación del adjetivo, y por esta razón la mayor parte del trabajo se hizo en alusión a la historia y a lo que esta representa. El principal objetivo y por lo que se mueve la narración, es el encasillar nuevamente a alguien que se alejó del camino; que enfrentó lo que él creyó la verdad absoluta de este “teatro llamado vida”. El temor a una posible veracidad en los comentarios de aquel “descarrilado” es lo que impulsa la trama de la historia y la acción de los personajes. Mientras el joven no hace nada, sino que simplemente emprende la tarea de irse incorporando al sin sentido, sus compañeros, el otro extremo, realizan todo tipo operaciones desbordantes para cumplir su fin ¿Coincidencias con la realidad? El señalamiento a aquellos que “piensan diferente” es constante, en casos se llega al punto de reaccionar violentamente contra estas personas. El montón con todas sus instituciones pretende y pretenderá agarrarlos a todos y que nadie se les escape. Sin importar lo desmesurada de la acción, hará todo lo posible por encasillar, y así que todos sean “algo o alguien en la vida”.
Comentar  Me gusta         20



Comprar este libro en papel, epub, pdf en

Amazon ESAgapeaCasa del libro
Apreciaron esta crítica ()(2)ver más