All the Ever Afters: The Untold Story of Cinderella’s Stepmother

Este libro no fue de mis favoritos y la verdad es que la premisa pintaba para ser espectacular. All the ever Afters es una nueva versión de la vida de la madrastra de Cenicienta, y la idea es presentar al lector la historia real detrás del cuento de hadas, desde el punto de vista de una mujer que siempre se nos ha presentado como “la mala” de la historia y que probablemente ha estado presente en las pesadillas de muchas niñas por siglos.

A decir verdad, la premisa me llamó muchísimo la atención desde el inicio y estaba muy emocionada con el libro. Sin embargo, la realidad es que la encontré demasiado normal, demasiado “meh”. Nada de la historia de Agnes (la madrastra de Cenicienta) me llamó la atención o hizo que me interesada en verdad por su vida y su personalidad. Cierto es que sufrió bastante y enfrentó cosas difíciles pero nada de lo acontecido me pareció fuera de lo normal, considerando el contexto y situación histórica de las mujeres hace unos siglos. Con esto no quiero decir que piense que la servidumbre, la esclavitud o los comportamientos misóginos sean o hayan sido aceptables, pero la verdad es que sí estamos ante un libro que busca profundizar en la personalidad de un personaje que ha sido presentada como villano, creo que se requiere más que el contexto histórico que formaba las normas de entonces.

Agnes nació en una familia de siervos, pobre y con varios hermanos, y siendo muy niña es enviada a servir en una casa muy rica, en la lavandería. de personalidad fuerte, parece poco resignada a vivir siempre así. En esta casa se gana la simpatía de Eamon, el heredero, quien tiene cero personalidad y básicamente es un alcohólico. de pronto, se presenta la oportunidad para que Agnes abandone esa vida y comienza a trabajar en un convento, también como sirvienta pero con la posibilidad de visualizar una nueva vida. En el convento se enamora de Ferdinand, el mensajero real, y pronto queda embarazada, lo cual genera que deba abandonar el convento de nuevo. Ferdinand se hace responsable de ella y si bien no se casan, se queda a su lado y comienzan una vida en común –sin amor sin duda, pero con cierta independencia para Agnes. Cuando él muere, ella se ve de nuevo en la calle y regresa a la casa de Eamon, pero ahora se convierte en la niñera de Ella, su hija, quién será Cenicienta. La relación no será fácil, y menos después de la muerte de la madre de Ella y el posterior matrimonio. Pero, ¿no es de anticipar una relación compleja entre madrastra e hijastros?

Siento que la trama careció de todo el potencial que pudo tener en cuanto a emociones y pasiones y vaya que tenía de dónde sacar. Como mencioné, sin duda la vida en siglos anteriores no era nada fácil, pero este es un libro de ficción y fantasía y creo que la autora pudo permitirse muchísimas libertades y no jugó bien con estos elementos. Agnes me pareció un personaje bastante gris, y su historia al final no me atrapó como para decir “entiendo por qué su fama y su actuar”. Cenicienta también fue presentada como una especie de desadaptada social (su madre estaba loca, y hay un ligero vistazo a cómo debió haber sido sufrir una enfermedad mental en esa época) pero fuera de eso, me pareció un personaje también bastante plano, que no levantó ninguna empatía hacia su historia. de hecho, creo que así definiría a estos personajes –planos.

Por último, y siendo justa, reconozco algo que sí disfruté de la historia y es que todo lo que escuchamos no es siempre apegado a la verdad, y trae consigo el contexto o perspectiva de quién lo cuenta. al final de esa novela, tenemos explicaciones coherentes sobre temas fantásticas; por ejemplo, el hada madrina de Cenicienta resultó ser su madrina quien era la abadesa de un importante convento del reino, o que, por ejemplo, fue la propia Cenicienta, quien por su forma de ser y berrinches, decidió separarse de sus hermanastras, quienes sí la apreciaban. En otras palabras disfruté rencontrarme con la magia de contar historias y del poder de la ficción, que nos permite agregar o eliminar elementos, exagerar o minimizar situaciones, y jugar con la realidad.