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Crítica de Inquilinas_Netherfield


Inquilinas_Netherfield
14 January 2019
Hoy en día no solo resulta normal que las mujeres vayamos detrás del volante de nuestros coches, sino ver conductoras profesionales en los autobuses, mujeres transportistas manejando camiones... pero también resulta normal en las estampas cotidianas del día a día escuchar todavía el «¡mujer tenía que ser!» cuando hay algún percance en la conduccion, o ver cómo señores de cierta edad se apostan a visionar, cual película en tecnicolor y entre risitas guasonas, cómo aparca una mujer para ver «si la lía» (sí, yo sigo viendo eso en la calle). Y esto por poner solo algunos ejemplos de lo que todavía tenemos que aguantar las mujeres conductoras.

Así que, si en pleno siglo XXI nos persigue el estigma de que las mujeres no sabemos conducir, o que siempre conduciremos peor que los hombres, ¿sois capaces de imaginar cómo fue la irrupción de la mujer en la conducción hace 150 años? Porque significó una auténtica revolución social, y las mujeres tuvieron que aguantar mucho, muchísimo, para ejercer su libertad a ponerse al mando de un vehículo y demostrar que estaban igual de capacitadas que los hombres en una sociedad y una época en la que las mujeres no tenían apenas derechos salvo los de casarse, tener hijos y cuidar de su hogar. Por eso, la sociedad en general se llevaba las manos a la cabeza... ¿dónde irán todas esas mujeres montadas en una bicicleta?

Reinas de la carretera está dividido en tres partes naturales en cuanto a cronología. La primera, Una tetera en el manillar (título genial se mire por donde se mire), narra el comienzo de los comienzos: la bicicleta y su uso como vehículo de independencia para la mujer y simbolo de las reivindicaciones en pro de la igualdad que ya pisaban fuerte en Estados Unidos y Europa durante la segunda mitad del siglo XIX; la segunda parte, El mundo por «motera», ya nos adentra en las primeras décadas del siglo XX y el paso de las bicicletas a las motocicletas, y con ello descubrimos a numerosas aventureras ávidas por descubrir el mundo, sin miedo a nada, que montadas sobre sus motos recorrieron las carreteras de medio planeta en viajes plagados de anécdotas e incidentes que maravillaban a medio mundo; la tercera parte, Reinas de la carretera, ya nos sube a bordo de los automóviles y en ellos seguimos recorriendo el mundo acompañando a auténticas pioneras que se pasaron las críticas y los desprecios por el arco del triunfo y pasaron a la historia, al igual que sus predecesoras, por su valentía, arrojo y determinación.

El modo en que están presentadas todas las partes es el mismo, y aunque conocemos en cada momento de manera general la situación de la época, Pilar Tejera incide sobre todo en mujeres concretas, figuras determinadas e individuales con nombres y apellidos que, por una causa u otra, pusieron su granito de arena en la causa del manillar y el volante. No es un ensayo sobre las reinas de la carretera en general, es un ensayo sobre reinas de la carretera muy concretas que marcaron la diferencia. Un homenaje a cada una de ellas apuntándolas con el dedo en representación de tantas otras que siguieron sus pasos y se atrevieron a desafiar ya no solo lo que se esperaba de ellas, sino las numerosas piedras del día a día que se iban encontrando en el camino.

Y es que esos son detalles en los que no solemos caer cuando pensamos en pioneras del siglo XIX, solos nos quedamos en las gestas... pero haceos una idea. ¿Tenéis una imagen mental de la moda de la época, de la ropa que llevaban las mujeres? Corsés que no dejaban respirar, faldas de metros y metros hasta los tobillos... llevaban kilos y kilos de ropa encima para sus tareas diarias que apenas les dejaban moverse. Pues imaginad todo eso haciendo deporte sobre una bicicleta y las faldas enganchándose en las ruedas y las cadenas. Así que no solo se sobrepusieron a los insultos, las humillaciones, a ser objeto de burlas y ridículo... sino que tuvieron que ir adaptando su día a día, la moda, el vestuario, las costumbres, para ir mejorando sus posibilidades y comodidad a bordo de un vehículo.

La invención de los bombachos, del limpiaparabrisas o el espejo retrovisor pertenece a mujeres; vueltas al mundo en bicicleta ganando apuestas; viajes cruzando continentes a bordo de una bici, moto o coche (en muchas ocasiones solas y haciéndose cargo ellas mismas de los problemas mecánicos de los vehículoso, a veces echando uso exclusivamente de imaginación y sentido común); mujeres que empezaron a competir en pruebas exclusivas de hombres de manera profesional a bordo de una bicicicleta... Puede parecer un mensaje manido, pero muchas de las cosas que hoy en día damos por hechas solo existen porque hace muchos, muchos años, otras mujeres decidieron enfrentarse a toda una sociedad y un orden establecido para que las mujeres pudiesen acceder a un mundo más allá del hogar, y lo hicieron en una época en la que era como luchar contra molinos de viento y hacían falta mucha determinación y valentía para no sucumbir a los innumerables obstáculos, humillaciones y condescendencias varias del camino.

La edición viene acompañada de numerosa e ilustrativa documentación fotográfica, ya sean imágenes generales de la época o fotos que ponen cara a muchas de las mujeres de las que acabamos de conocer su historia. La única pega que debo ponerle si soy totalmente honesta es la necesidad que tiene el texto de una corrección porque hay muchas erratas, pero más allá de eso, Reinas de la carretera es una lectura imprescindible ya no solo para conocer de primera mano la historia de muchas de las mujeres que han hecho posible que hoy en día otras mujeres vayamos al volante de nuestros coches, sino que esas mismas historias, por sí solas, resultan apasionantes. Te las imaginas a bordo de sus bicis, motos o coches cruzando desiertos, carreteras, países y continentes como las aventureras idealistas que fueron, y te dan ganas de coger el coche y salir zumbando para no volver en unos cuantos meses... aunque estoy segura de que, teniendo muchas más facilidades como tenemos hoy en día, nos las apañaríamos mucho, mucho peor.

Yo no voy a dar nombres concretos de ninguna de las mujeres que aparecen individualizadas a lo largo de la narración porque no quiero resaltar a ninguna por encima de las demás. Baste decir que fueron mujeres que pertenecieron a una época en la que convivían rasgos tan típicamente victorianos como viajar bien abastecidas de té a todas partes (lo de la tetera en el manillar no es una exageración) con la osadía rebelde de vestir pantalones y llegar con la cara desollada por el sol a su destino tras meses de viaje por carretera cumpliendo sueños y derribando barreras y prejuicios. Hicieron historia, y lo menos que podemos hacer es conocerlas y ponerles nombre. Bien merecido lo tienen.
Enlace: https://inquilinasnetherfiel..
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