La oscuridad innombrable

Es muy difícil valorar una obra de estas características, porque se hace una tarea casi imposible que a uno le parezcan todos los relatos redondos. Pero aquí, los que no son perfectos, son necesarios.
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De los 14 relatos que forman esta antología, Grau solo necesita que leas el primero para crear un vínculo cefalópodo contigo, igual al de Alden con Gordinflón, y convencerte de que algunos lugares deben arder hasta los cimientos, sin olvidar que ese fuego es más hermoso cuando nuestros oscuros visitantes permanecen en su interior.
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Leer a este autor es volver a sentirte un niño acurrucado en un rincón, con las pilas de la linterna agotadas y la espalda pegada a la pared, para tener esa falsa sensación de que los aullidos de los monstruos que uno escucha solo pueden venir de un mismo frente. ¿Cómo protegerse cuando nos recuerdan que la oscuridad no es solo algo externo, que la llevamos dentro de nosotros y que muchas veces vivimos en ella?
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-¿Grau, eres tú?

Alguien me alza en brazos, arrancándome de mi falso escondite. No me aleja de la oscuridad. Me lleva hacia ella con paso firme, arrastrándome en la noche de los tiempos hacia una extraña constelación donde puedo ver brillar en su horror cósmico a Lovecraft, a Ángela Carter, a Robert E. Howard, a Clarkash-Ton… no está solo en la inmensidad, Grau forma también parte de ella.