Sueños de dioses y monstruos

El inicio es muy lento y se puede hacer pesado. A la autora le encanta enrollarse contándonos hasta los pensamientos más insignificantes de los protagonistas, repitiendo continuamente sus miedos y anhelos (como si no hubiera quedado claro la primera vez) y eso se traduce en más de 200 páginas de puro relleno. El ritmo es muy pausado, la poca acción que hay está muy espaciada y esperaba una mayor intensidad durante los enfrentamientos. Entremedias nos encontramos de todo: escenas de amor y odio, alegría y tristeza, celos, arrepentimiento, miedo, culpa... y esperanza, mucha esperanza; me atrevería a decir que es la palabra que más se repite en todo el libro.

Karou y Akiva luchan juntos para conseguir un mundo mejor. Pero no cuentan con la inesperada aparición de los stelian, otra raza de ángeles que no me despertó ningún interés. Tal vez porque me parecía bastante tarde introducir en el tercer libro toda una nueva raza y contar su historia deprisa y corriendo, intentando darle un poder y una importancia muy lejos de lo que reflejaban sus personajes.
Y luego está Eliza, una chica joven con un pasado bastante perturbador, pero precisamente fue su historia lo que terminó con mis ilusiones puestas en este libro. ¿Por qué? Porque con ella la autora acabó por aburrirme. Siempre usando la retórica, filosofía, moralidad y religión... Está bien enseñar al lector, pero aleccionarlo continuamente es muy molesto y hace la lectura más pesada de lo necesario.

Tenía mis esperanzas puestas en el final y, por suerte, me gustó. Es un desenlace agridulce acorde con este libro repleto de amor y odio. Aunque me molesta que deje varias tramas sin cerrar y una de ellas podría haber sido de las más interesantes. En general, me siento bastante decepcionada con la lectura. En mi opinión, el primer libro, Hija de humo y hueso, no ha tenido ninguna continuación a su altura.

Saludos ;)