Una novela maravillosa con un tema maravilloso y poco explorado en estas épocas. Me alegra haber podido leer a esta autora que nos habla de la vejez y del muerte que nos persigue (y que, en el afán de vivir la juventud y el día a día, fingimos olvidar) desde otro tiempo. No es un tiempo lejano, pero parece un retrato de hoy: las personas mayores olvidadas por sus familias, la sensación de que son una carga y que ya no tienen nada para aportar, etcétera. Desde la perspectiva de la protagonista (Laura, una anciana que se va a vivir a un hotel para huéspedes mayores), se puede ver y sentir la impotencia por las limitaciones y la tristeza por el abandono. La narración es austera e impecable. A mí me llegó al corazón.
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